Sí, yo también se lo oí a mi padre, quien además me contó que algún tiempo después, durante los negros años de la guerra civil y siendo alcalde el tío Pedro Blanco, el maestro de entonces, Don Bienvenido, llegó a confirmar a un alumno suyo, Andrés Cacahués, en la escuela, acordándose del de la minfra cuando canta como Raphael: "Yo soy AQUEL de allí, y toma, para que te acuerdes de mí". Y lugo dirán otros que en Zamora y en Quiruelas no pasa nada, pasaron cosas muy fuertes, a pesar del pacto de silencio, y no doy puntada sin hilo. Parece ser que el maestro le preguntó: -A ver, tú, galopín, dime un insecto-. Dicho alumno le contestó titubeando, con miedo quizá: -Una a...avispa-. Otras fuentes afirman que no, que se aturrulló y confundió las letras y dijo o...o. Y el maestro lo bendijo en un santiamén, santiguándole en la cara una hache consagrada muy fuerte, y replicándole al tiempo: ¿Y un AQUEL? ¿Y un AQUEL, no?. Y así fue como Andrés aquel no confundió jamás las vocales fuertes A y O, ni aquel insecto con AQUEL.