Tres días enteros sin fumar.Lo de la campaña antitabaco es una caza de brujas.Parecemos los apestados.Inquisidores te dan tormento con su confiesa, confiesa que eres fumador. Empezábamos a escondidas por las bodegas, con tomillo bien liado con papel de periódico (reciclábamos el ABC de Don ZZ)y ahora es imposible quitarse el vicio.Se me viene a la memoria el buen Manuel Calvo cuando al mes de dejarlo estaba cada triqui-traque: -Marcelina, y a mí que no se me acuerda nada el tabaco.Y al poco volvía con lo mismo.Qué cintazos nos metió algún domingo después de colarnos en el salón de baile y armarla con nuestras carreras y juegos.Nos ponían en fila y cuando habías bajado la escalera, ¡zas!, Manuel arreaba un correazo traidor en las nalgas bien merecido y nos mandaba a enredar al Arco. Valía la pena el riesgo por la velada con los Mendes.Rara vez teníamos acceso a la petaca, ni al Ideales o Peninsulares. El librito era un lujazo.Estaba el ABADIE, "librito automático engomado" o el ZIG-ZAG de 75 hojas, "no irrita los ojos ni la garganta".Me creerías si os dijera que tengo un antídoto.Me voy virgen a la cama.El escribir desengancha y a mí que no se me acuerda nada...