Amigo Rabel, el problema no parece estar en el viejo negocio (lo que pagan por nuestros ahorros y lo que nos cobran por prestar), sino en que están muy politizadas. Si encima son pequeñas y los políticos enfrentados entre sí –a veces hasta de un mismo partido lo están- aún peor. Unas más que otras, pero todas han prestado con excesiva alegría a constructores amigos, a promotores de su cuerda que ahora no venden los pisos. Se acabaron los pelotazos de hormigón, los pisos y solares valen menos. Los ... (ver texto completo)