Hoy dejándome caer por Barcelona, vi una cola de gente de tres manzanas, como hace tres años que no se veía desde que empezó la" moda" de la crisis. Le pregunté a un señor para que era esa cola, me contesto, que para ver el interior de la Sagrada Familia. ¿Y hay que pagar, le insinué? No, es el penúltimo sábado que se puede ver gratis me dijo el buen hombre, esto me animo a ponerme en la cola inmensa que desanima a cualquier persona que no le guste esperar. Después de una hora y de hacer 50 vueltas con estas formas que te marean, derecha, izquierda, arriba y abajo, entre vallas precintadas, vigiladas por policías y policíos llegamos a la puerta de entrada. Pienso que no se podrá ver nada por la cantidad de gente que esta entrando desde las nueve la mañana, y son casi las dos del medio día. Nada más lejos de la realidad, somos hormigas perdidas en medio de un bosque, diseñado por un Genio que se inspiro en la madre naturaleza para demostrar que sobra sitio para todos. No hay un sol hay varios, no hay una luna hay varias, como varias las estrellas, no hay un árbol hay un bosque donde puedes imaginar hasta los piornos, siestas y carqueixas con sus aromas, no hay una piedra de granito hay montones de piedras de granito labradas de todas formas y colores, no hay una columna hay cientos de columnas, no hay una persona hay miles y miles de personas entrando, observando un mundo donde funciona todo con armonía.