FUENTESPREADAS: S. RAMOS «La cresta para mi hermano, la garganta para...

S. RAMOS «La cresta para mi hermano, la garganta para Justo y Nere y el corazón para mis padres, sin duda, os lo habéis ganado?» Así, de manera simbólica, repartía el gallo uno de los tres quintos de Fuentespreadas que ayer renovaban la tradicional fiesta del gallo que goza de gran arraigo en la localidad. Adrián Alonso, Aarón Aguado y Eder Aguado Cristóbal escenificaban su mayoría de edad de manera festiva ante un numeroso público que, a pesar del ambiente gélido que reinaba, no quisieron perderse la cita anual, máxime teniendo en cuenta, que en esta ocasión si que había mozos de la quintada y no como sucede en otros pueblos incluso en esta misma localidad que años anteriores han tenido que coger el testigo de estas tradiciones personas mayores que no se correspondían por edad con la celebración.

Vestidos de militar y tocados con pañuelos de seda bordados, los quintos aparecían montados en sus caballos, engalanados con cintas y claveles y poniendo todo su empeño en conducir la montura hacia un campo abierto cerca de la carretera que atraviesa el pueblo donde se encontraban los vecinos y forasteros con la estampa tan peculiar, que no es otra, que un gallo muerto colgado del tendido eléctrico debajo del cual los mozos uno a uno van relatando su particular «relación», unos escritos bien aprendidos en algunos casos redactados por ellos y en otros, en la mayoría, por Ramón Avedillo, vecino de Cuelgamures y con una larga tradición en poner rima a las hazañas de los quintos y a veces las hazañas de los vecinos y allegados de los propios protagonistas «Aquí nos presentamos los quintos, los tres mejores, seamos sinceros, somos un poco burros, cuando éramos pequeños las liábamos hasta en la cuna...» y así relataban uno a uno las crónicas de sus andanzas no in antes presentarse, dar cuenta de su árbol genealógico y ensalzar el pueblo que les vio nacer, «Fuentes, tierra de caza y tradición».

Las fiestas de quintos que se enraízan en tiempos pretéritos tuvieron su especial importancia cuando los mozos se tallaban antiguamente para ir a la mili con la mayoría de edad establecida en 20 años. Hoy día ya toman parte de estas celebraciones las chicas y lo más importante del acontecimiento es, sin duda, la citada «relación» que los quintos anualmente exponen antes sus numerosos vecinos, familiares y amigos.

Ayer en Fuentespreadas fueron también los quintos los encargados de convidar a un refresco popular y más tarde organizar el baile que tenía lugar en la discoteca del pueblo hasta altas horas de la noche. A parte de esta cita festiva, el programa navideño continua en esta localidad con las actividades que lleva a cabo la asociación cultural Sibaria con una Noche Vieja temática de los años 20 en la que no faltarán los obsequios mientras que para el 2 de enero está previsto un repertorio de villancicos a cargo de la coral saucana «Guareña».