Me tocó la semana pasada estar algunas horas en
Fermoselle, ciudad donde nació mi madre y de la que escuché hablar tantas veces a mi abuelo Angel, venido a
Argentina en 1925. Pasé horas de enorme emoción porque de alguna manera fue volver a las
fuentes. Gracias a cada persona que me brindó
información y a cada lugar de la ciudad por permanecer tal cual, como la
casa de mi madre que aún se conserva en la
calle Barrancos 14.
No quería dejar de compartir con quien lea estas líneas esta vivencia.
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