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EL PIÑERO: Mortecina lluvia caía en el Camposanto, cuando la puerta...

Mortecina lluvia caía en el Camposanto, cuando la puerta de forja chirriaba con la salida del último familiar que había estado acompañando a sus muertos. Paraguas en mano bajaba hacia el pueblo. Entre las paredes de piedra quedaban los brillantes panteones de granito y mármol adornados con crisantemos de multitud de colores y demás flores. Todas a cual más bellas.
Antes de que saliera el familiar, un búho chico se posó en la esquina más alejada de las paredes de piedra.
Todo es silencio. Ya entre dos luces, sigue la suave lluvia que abrillanta los panteones y carga de suave rocío las flores.
Hacia un lado una sepultura de tierra no tiene flores. De los visitantes de hoy, nadie recuerda quien reposa en aquella sepultura. En la vieja y vencida cruz de hierro fundido, el tiempo borró la inscripción del que enterraron allí, y cuando.
La lluvia cae al igual sobre la tierra y la cruz vencida de aquella sepultura, que en las de granito y mármol llenas de flores.
Los muertos muertos están, pudriéndose los cuerpos en el camposanto.
Desde el altivo y pendenciero Don Juan, que aquel que pasó su vida con respeto a los demás. Todos esperan a la media noche. Cuando Ángeles y Arcangeles con sus trompetas rasgan los cielos para tomar de la mano a aquellos que lo merecieron.