EL PIMIENTERO TERCERA PARTE: Dijo el pimientero mientras recibía golpes sin duelo. -Sabes que eso no va a pasar, aunque quizás ya no me oigas pimientero. Dijo el bandido. El pimientero cayó del carro como fue su vida, entre pimiento. Sin sentido yace en el suelo, llenando los pulmones de polvo del camino y de pimiento. Los bandidos primero le roban el dinero, sueltan la mula allí queda el carro los arreos y algunos sacos de pimiento desparramado. El bandido sin antifaz, pisa y golpea el cuerpo del pimientero para asegurarse que nunca más hablará. Ya no respira ni polvo ni pimiento. En la noche las sombras de los pinos han sido testigos silenciosos de la muerte del pimientero. Ellos serán quien custodien su cuerpo mientras se pudre yaciendo bajo la tierra a la vera del camino. En silencio queda el carro en medio del camino, los arreos también tirados por el suelo al igual que el cuerpo del pimentero en absoluto desorden. La mula ahora camina al lado de las mulas de los bandidos. Una piedra, una Cruz, dan fe de lo que pasó. FIN