Junto a la iglesia, EL PIÑERO

SILVA ARROMANZADA

Un milagro sería
los campos no baldíos:
De abrojos, malas hierbas
eternamente limpios.
Y los valores por los que luchó,
eternamente vivos.
El labriego recuerda la besana,
el color de los trigos;
y le cuenta a sus gentes
como también fue niño.
Su historia en las arrugas de su rostro
recuerdan su camino,
sus ojos de miradas cariñosas,
cuentan que fue querido
por una linda moza de su pueblo
con temple, con hechizo
que le ayudó a vivir
a encontrar su destino.

Noemí.