CORRALES: Mucho más que un plato caliente...

Mucho más que un plato caliente
La Diputación asegura que la situación económica hace «inviable» un centro en cada municipio y apuesta por la agrupación de municipios para ahorrar costes
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¿Cree que la agrupación de municipios es la solución para mantener los comedores sociales?
IRENE GÓMEZ Cada día medio millar de personas mayores del mundo rural comen a mesa puesta. Plato caliente y sano por un precio que oscila entre los tres y cuatro euros. Todo gracias al «milagro» de los comedores sociales que en Zamora empezaron a funcionar hace una década con el de Bercianos de Aliste. Fue esta comarca la pionera de un proyecto también innovador en toda España que nació con todas las bendiciones y hoy no se libra de los aprietos económicos. Para ejemplo un botón. El comedor social de Torregamones, que comenzó a funcionar en noviembre, ha sido reconvertido ya en un telecentro. El Ayuntamiento tardó poco en darse cuenta de su inviabilidad económica.

Mejor suerte corren Bercianos, Corrales, San Vicente de la Cabeza, luego Riofrío después Castronuevo de los Arcos, que llevan años abiertos. Tan bienvenida fue la idea que muchos pueblos acariciaban la posibilidad de ofrecer el servicio a sus mayores. Y fueron creciendo. Hasta hoy, con 32 comedores sociales repartidos por todas las comarcas -la mayoría en Aliste- y otros tantos en proyecto para abrirse a lo largo ¿de este año?. Es una incógnita. El primero en la lista es Villaralbo, que en unos días estará operativo. Y como él una treintena de pueblos preparan los edificios e infraestructura para habilitar los comedores y atender a una creciente población mayor y en no pocos casos sola.

La clave está en saber si todos los ayuntamientos van a ser capaces de soportar un servicio muy loable socialmente pero también costoso. Con las arcas boyantes no se cuestionaba la viabilidad de los comedores sociales, pero cuando no hay dinero es el momento de revisar el modelo. Así se admite abiertamente desde la Diputación Provincial, única institución que subvenciona estos centros con una partida única que cada vez hay que repartir entre más pueblos. «Teniendo en cuenta las especiales circunstancias económicas que atravesamos los ayuntamientos y diputaciones, es completamente inviable la apertura de un comedor en cada municipio», se apunta desde la institución provincial.

La idea es «fomentar un servicio de catering en localidades próximas al comedor. Ya son varios los ayuntamientos que cuenta con una cocina industrial y ofrecen este servicio a sus anejos o sirven la comida a domicilio a las personas que no pueden acercarse al comedor. Desde la Diputación apostamos cada vez más por ampliar esta iniciativa a todos los municipios más o menos próximos». La realidad es que el montaje de una cocina industrial y el pago de salarios a las cocineras resulta muy costoso. Se apuesta así por una especie de prestación de forma mancomunada que ahorraría gastos. De hecho, en las bases del último concurso para la concesión de subvenciones destinadas a la financiación de sueldos de las trabajadoras de los comedores, la Diputación destaca entre sus criterios de valoración el acuerdo entre ayuntamientos para prestar el servicio.

El año pasado la cuantía total fue de 200.000 euros repartidos de acuerdo con unos criterios de baremación (número de beneficiarios, centros existentes en la zona o aportación de los usuarios) entre los 32 comedores sociales operativos. ¿Qué va a pasar en un futuro?. ¿Habrá más dinero para este servicio social?, ¿podrán abrirlos todos los pueblos que los tienen proyectados teniendo en cuenta las cada vez más ahogadas economías municipales?.

Pendientes de la elaboración del presupuesto provincial, la diputada de Servicios Sociales, Maribel Escribano, prefiere no prometer nada más allá de un «vamos a estudiar si podemos aumentar la partida para los comedores». Sí apunta la «sensibilidad demostrada por la Diputación a lo largo de estos años con este servicio, pero en estos momentos debemos poner todos algo de nuestra parte, el esfuerzo debe ser entre todos».

Entre los alcaldes se apunta la posibilidad de que la Junta incluyera los comedores en el acuerdo marco sobre servicios sociales que aliviara los actuales problemas de financiación de estos centros. Pero no corren buenos tiempos para nadie.
Especialmente crítico se muestra el alcalde de Manganeses de la Lampreana, el popular Juan Carlos Bueno, quien abiertamente reclama de la Diputación una «trato diferencial» a la hora de aportar las subvenciones «porque no todos los comedores son iguales. Hablo por el nuestro;