ANDAVIAS: B. BLANCO GARCÍA Cuarenta años después, las hermanas...

B. BLANCO GARCÍA Cuarenta años después, las hermanas Mercedes y Julia han cumplido el sueño de su padre. Antonio Prieto, natural de la localidad zamorana de Andavías, emigró a Cuba y falleció con la pena de no poder regresar a su tierra para visitar a los familiares que aún tenía en Zamora. Dos de sus hijas han hecho realidad su deseo con la «Operación Añoranza».

Antonio Prieto falleció en 1969 con la pena de no haber podido regresar a su país natal desde Cuba, a donde emigró siendo todavía muy joven para labrarse un futuro más esperanzador que el que le aguardaba en su Andavías natal.

Cuarenta años después, dos de sus hijas, Mercedes y Julia, han cumplido el sueño de su progenitor: volver a pisar tierras zamoranas. «Mi padre siempre estuvo con ganas de venir, era un anhelo que trasmitió a todos sus hijos», recuerda Mercedes, nacida, junto con Julia, del segundo matrimonio de Antonio, en el que tuvo seis hijos.

El zamorano enviudó allí en Cuba y tomó la decisión de que la que por aquel entonces era su única hija, Oílda, regresara al pueblo desde la isla con uno de sus tíos. Entonces no lo sabía, pero sería la última vez que viera a la pequeña. Y esa pena le pesó siempre. «Él sentía, más que añoranza por su tierra, una gran nostalgia al no poder regresar aquí pensando en la hija que tenía en el pueblo y que no había vuelto a ver», reconoce Mercedes.

Con esta historia detrás, la llegada de Mercedes y Julia a la localidad de Andavías, donde todavía se conserva la casa de su hermana Oílda, fue, en palabras de la primera, «algo muy bonito y emocionante, porque la verdad es que no es nada fácil tener a la familia tan aislada». Julia, por su parte, no es capaz de contener las lágrimas cuando recuerda esa primera visita a Andavías, tan solo un día después de llegar a Zamora. «Fue algo muy grande y lleno de lágrimas», rememora con los ojos húmedos. «Pero lágrimas de alegría», corrige su hermana.

Físicamente no se conocían, pero la relación ha sido continua desde hace años entre la parte cubana y zamorana de la familia Prieto, primero por carta, luego por teléfono y, en la actualidad, también ayudados por las nuevas tecnologías. Sin soltar la mano de sus tías abuelas, María Jesús se acuerda en esos momentos de su abuela Oílda, «falleció hace dos años, con 91 años, y se quedó con la grandísima ilusión de que pudieran venir a España y poder estar la tres juntas».

Las hermanas Prieto pertenecen al grupo de trece personas que han participado este año en la «Operación Añoranza» organizada por la Diputación de Zamora, a la que están muy agradecidas «porque gracias a ella hemos podido regresar a la tierra de mi padre y conocer a nuestra familia», explica Mercedes.

Lo que más les ha gustado, sin duda, ha sido «la acogida tan linda y bella que hemos tenido, no sólo por parte de nuestras familias, sino por todo el mundo. Es algo que no nos esperábamos y ha sido muy lindo», afirma esta cubana con raíces zamoranas. Las hermanas han disfrutado hasta el último minuto de su estancia en Zamora, e incluso han visitado a familiares en Gijón, y hoy parten a Cuba con la maleta cargada de nuevos recuerdos.