Si todos los alcaldes que ha habido en el pueblo se hubieran dedicado a vender el monte para sanear las arcas municipales como dicen algunos, hace tiempo que que no tendriamos monte. El monte es como un dinero en un banco que todos los años da beneficios, pero cuando el dinero está en efectivo, llega un momento en que se agota. Los buenos alcaldes son los que hacen cosas manteniendo el patrimonio del pueblo, y no ha costa de vender unos bienes o regalarlos para hacer otras cosas.