VALLADOLID: UN SORBITO DE FRAMBUESA...

UN SORBITO DE FRAMBUESA

Y puso fin a su creación, a su denuncia,
a su dolor por la Castilla vaciada o vacía.

Se nos fue el hombre que oposito al Nadal
dejando el recuerdo
rodeado de sus tiernos personajes,
en la memoria de sus contemporáneos,
en cada una de las estanterías
que contengan libros importantes,
en la historia de la literatura,
del cine, del teatro
y en cualquier vibración de la Naturaleza:
en valles, montañas,
escarpadas murallas de roca viva,
encinares, campos de labranza,
seguirá brillando el resplandor
de inteligencia delibeana.

Allí donde hombre y naturaleza
estén en concordancia,
donde se procure
el equilibrio del medio
a través de un mundo limpio,
pasando por el respeto a la Naturaleza
como significado del hombre,
de sus raíces, de su esencia,
en comunicación con los demás seres vivos,
ahí, seguirá estando don Miguel
viviendo su paz interior
como encarnación de la serenidad,
lo que fue la razón de su vida,
su afectividad al hombre más débil,
su armazón defensivo, humano, espiritual.

Nos dice, de sus personajes, el opositor al Nadal
que “tenía el ojo enseñado a mirar”
“y que fue un médium, un eco
de su sensibilidad”.

Después de aquel sorbito de frambuesa,
la obra nos habla del autor.

Rufino Rodado Pérez
2021 cien años que nació
Miguel Delibes