Pedro I terminó las obras comenzadas por su padre y lo cedió en 1363 a sus hijas Beatriz e Isabel para que lo convirtieran en un
convento. Cuando se fundó el convento hubo que pedir permiso a la diócesis de
Palencia, pues la villa perteneció a esa diócesis desde 1059 hasta 1595. Pedro I de Castilla, llamado en la posterioridad «el Cruel» por sus rivales de la
casa de Trastámara y los nobles castellanos, que veían menguar sus privilegios durante su reinado, y «el Justo» o «el Justiciero» por sus partidarios, fue rey de Castilla desde el 26 de marzo de 1350 hasta su asesinato en 1369. Fue el último rey de Castilla de la Casa de Borgoña.