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PEÑAFIEL: Después de unos siete años sin ir a Peñafiel en fiestas,...

Después de unos siete años sin ir a Peñafiel en fiestas, vuelvo otra vez este verano y creerme si os digo que casi tengo miedo de no encontrarme con todo lo que viví desde pequeña.
Puedo deciros que para mi representó siempre la mayor alegría de mi niñez y adolescencia, esperaba con tantas ganas que llegara agosto para ir al pueblo con mi familia...
Encontrar a la gente que querías con la que tanto reías y esa libertad que para una niña de ciudad es la vida en el pueblo.
Allí se juntan en verano españoles de todas partes, pero principalmente del norte y de Madrid y hasta ahora bastantes de Cataluña. Allí no había politiqueos y tonterías, todos éramos iguales en las fiestas y siempre eran muy bien recibidos y hasta esperados "los nuevos", invitados por los habituales del verano.
Cuantas amistades que siempre recordaré y con los que aún mantengo algún que otro contacto que me resisto a perder.
¡Bañarse en el valdobar después de una partida de cartas o unas risas en la peña después de haber trabajado a contrarreloj para que todo estuviera dispuesto antes de empezar las fiestas, “El chúndara” cada tarde, las bromas, las meriendas en las bodegas, el lechazo y el vino, las rutas nocturnas de bares y locales, las sopas de ajo, los encierros ...!
Es de los pocos recuerdos de infancia que aún noto hasta en la piel.
Imposible describir lo que era Peñafiel y lo que podías llegar a vivir, sentir y a ver.
Solamente quiero deciros, a todos los que aún no habéis ido, que probablemente cuando vuelva este 12 de agosto por la carretera desde Barcelona, seguro que al doblar una de las curvas del camino volveré a sentir el mismo nudo en la garganta al ver el Castillo de mi pueblo, tan MAGNíFICO, SEñOR y ELEGANTE.
Me dará la bienvenida como siempre y me parecerá oír: Apúrate! que te estábamos esperando!