LA LEJANÍA NO ES EL OLVIDO. AQUEL HOMBRE INICIABA OTRO DESTINO.
Aquel hombre tan cargado de leyendas, que parecía estar caminando en viejas sendas, fue escuchando la voz de su destino. Un buen día del mes de octubre, abandono por siempre su tierra, con su familia y su lumbre, llegando a cruzar la sierra. Una tarde de verano un pariente bien venido, le comentó que ya era tarde el seguir aquel camino, Preparando la maleta, para elegir su buen signo, su madre quedaba inquieta, aunque buscaba destino. El hombre se fue pensando en sus pasos de hilar fino, poco a poco fue logrando hacer bello su camino, Pasó momentos dudando, la ciudad marcó su signo, el amor siempre volando fue su cultura con tino. Hay sueños que son leyendas, hubo tiempos deprimidos, escucho muchos consejos sin ver sus pasos perdidos. Una mujer en su mente como consuelo divino, nunca quiso estar ausente ni brindar con un mal vino. Pasaron años de gloria, incluso pensó en su signo, más no logró convencerse ni pisar otro camino. Cuantas frases van volando, hay quien solo ve suspiros, la muerte va cabalgando y suele pegar sus giros. El olvido no es fracaso, el amor si se ha querido, no quiere contar los pasos ni verse nunca perdido. Versos que pasan fronteras, sin sueños comprometidos, aunque lograran quimeras nunca se ven divididos. El olvido no es lejanía, ni puede borrar los pasos, recordarlo da alegría y puede borrar fracasos. Hay amores de porfía cargados de rumbo inquieto, que solo son fantasía y terminan siendo un veto. No hay olvido compañero en muchas claras mañanas, cuando el hombre es viajero no quiere promesas vanas. Dejar que siga la vida entre palabras profanas, en la tierra más querida pueden sonar las campanas. Lejanía que te marca otros rumbos fabulosos, donde la vida te embarca con sus momentos dichosos. No debes borrar caminos, ni pensar en agoreros, los años sin ser divinos no quieren ver usureros. Con la maleta cargada entre vientos temerosos, existe la vida honrada con sus tiempo fabulosos. Sin maldecir el pasado, ni buscar viejos refranes, el hombre se siente honrado cuando nota los desmanes. Cuando llegan las palabras cargadas de soledades, quisieran borrar las canas y vivir entre verdades. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre tan cargado de leyendas, que parecía estar caminando en viejas sendas, fue escuchando la voz de su destino. Un buen día del mes de octubre, abandono por siempre su tierra, con su familia y su lumbre, llegando a cruzar la sierra. Una tarde de verano un pariente bien venido, le comentó que ya era tarde el seguir aquel camino, Preparando la maleta, para elegir su buen signo, su madre quedaba inquieta, aunque buscaba destino. El hombre se fue pensando en sus pasos de hilar fino, poco a poco fue logrando hacer bello su camino, Pasó momentos dudando, la ciudad marcó su signo, el amor siempre volando fue su cultura con tino. Hay sueños que son leyendas, hubo tiempos deprimidos, escucho muchos consejos sin ver sus pasos perdidos. Una mujer en su mente como consuelo divino, nunca quiso estar ausente ni brindar con un mal vino. Pasaron años de gloria, incluso pensó en su signo, más no logró convencerse ni pisar otro camino. Cuantas frases van volando, hay quien solo ve suspiros, la muerte va cabalgando y suele pegar sus giros. El olvido no es fracaso, el amor si se ha querido, no quiere contar los pasos ni verse nunca perdido. Versos que pasan fronteras, sin sueños comprometidos, aunque lograran quimeras nunca se ven divididos. El olvido no es lejanía, ni puede borrar los pasos, recordarlo da alegría y puede borrar fracasos. Hay amores de porfía cargados de rumbo inquieto, que solo son fantasía y terminan siendo un veto. No hay olvido compañero en muchas claras mañanas, cuando el hombre es viajero no quiere promesas vanas. Dejar que siga la vida entre palabras profanas, en la tierra más querida pueden sonar las campanas. Lejanía que te marca otros rumbos fabulosos, donde la vida te embarca con sus momentos dichosos. No debes borrar caminos, ni pensar en agoreros, los años sin ser divinos no quieren ver usureros. Con la maleta cargada entre vientos temerosos, existe la vida honrada con sus tiempo fabulosos. Sin maldecir el pasado, ni buscar viejos refranes, el hombre se siente honrado cuando nota los desmanes. Cuando llegan las palabras cargadas de soledades, quisieran borrar las canas y vivir entre verdades. G X Cantalapiedra.