LA OTRA HISTORIA DE LA SECA. UNA TORMENTA.
Era en la mitad del mes de julio, del año 1953, esa mañana la Artillería de Medina del Campo, estuvieron haciendo practicas con sus cañones, se escuchaban desde La Villa sus explosiones, y sobre la una de la tarde el cielo empezó por la zona de Medina a ponerse muy oscuro, los labradores temieron que dicha tormenta se acercara a su término, desde Medina vino avanzando por los Llanos, el Calvillo, Las Cuatro Rayas y Las Sansares, y el cielo negro amenazaba a todo el contorno de la Villa. Las cabras que conducía Loreto, las traía a pasos grandes a La Seca, ante tal oscuridad, Los guardas de campo se marcharon a sus casetas donde lanzaban las bombas para diluir las tormentas de verano, Al llegar el pico de la tormenta sobre La Palomina, El Camino de Los Perros, y Cuesta de Lutero, los guardas de campo lanzaron sus bombas, y de pronto bajo aquel cielo negro empezó a salir pedrisco de hielo, que pronto dejaron blanco el suelo de las calles y patios, Durante una hora más o menos estuvo cayendo agua y granizo, Las gentes del pueblo temblaban pensando en sus cosechas no recogidas, algo de trigo y sus majuelos o viñas, las calles eran regatos de agua, y la Calle del Cristo estaba hasta arriba de agua corriendo hacia La Perdiz. Hubo labradores que a las cinco y media de esa tarde salian camino de sus fincas para comprobar sus daños. Mi padre camino de Las Cañadas o Juan Clérigo, eran daños recientes, pámpanos o sarmientos fueron rotos por la fuerza del granizo, y la cosecha de uvas dañada, y quitándole a los racimos muchas futuras uvas destrozadas. Mi madre aquella tarde encendía una vela para pedir a la Virgen de La Paz que no fuera tan terrible dicha tormenta. A las seis de la tarde la Villa parecía un lamento por todas las partes, Eran daños que nadie podía impedir, que se vieron venir desde la una hasta las tres y media, cuando empezó aquel sonido constante de ruido que producía dicha tormenta, Yo tenía ocho años, más no se me olvida aquel cielo negro y amenazando a las eras y cosechas en el campo. Incluso a muchos vecinos que comprobaron las goteras de sus tejados sobre sus casas. G X Cantalapiedra. 14 – 12 – 2025.
Era en la mitad del mes de julio, del año 1953, esa mañana la Artillería de Medina del Campo, estuvieron haciendo practicas con sus cañones, se escuchaban desde La Villa sus explosiones, y sobre la una de la tarde el cielo empezó por la zona de Medina a ponerse muy oscuro, los labradores temieron que dicha tormenta se acercara a su término, desde Medina vino avanzando por los Llanos, el Calvillo, Las Cuatro Rayas y Las Sansares, y el cielo negro amenazaba a todo el contorno de la Villa. Las cabras que conducía Loreto, las traía a pasos grandes a La Seca, ante tal oscuridad, Los guardas de campo se marcharon a sus casetas donde lanzaban las bombas para diluir las tormentas de verano, Al llegar el pico de la tormenta sobre La Palomina, El Camino de Los Perros, y Cuesta de Lutero, los guardas de campo lanzaron sus bombas, y de pronto bajo aquel cielo negro empezó a salir pedrisco de hielo, que pronto dejaron blanco el suelo de las calles y patios, Durante una hora más o menos estuvo cayendo agua y granizo, Las gentes del pueblo temblaban pensando en sus cosechas no recogidas, algo de trigo y sus majuelos o viñas, las calles eran regatos de agua, y la Calle del Cristo estaba hasta arriba de agua corriendo hacia La Perdiz. Hubo labradores que a las cinco y media de esa tarde salian camino de sus fincas para comprobar sus daños. Mi padre camino de Las Cañadas o Juan Clérigo, eran daños recientes, pámpanos o sarmientos fueron rotos por la fuerza del granizo, y la cosecha de uvas dañada, y quitándole a los racimos muchas futuras uvas destrozadas. Mi madre aquella tarde encendía una vela para pedir a la Virgen de La Paz que no fuera tan terrible dicha tormenta. A las seis de la tarde la Villa parecía un lamento por todas las partes, Eran daños que nadie podía impedir, que se vieron venir desde la una hasta las tres y media, cuando empezó aquel sonido constante de ruido que producía dicha tormenta, Yo tenía ocho años, más no se me olvida aquel cielo negro y amenazando a las eras y cosechas en el campo. Incluso a muchos vecinos que comprobaron las goteras de sus tejados sobre sus casas. G X Cantalapiedra. 14 – 12 – 2025.