LA OTRA HISTORIA DE LA SECA.
LO QUE ARGIMIRO ME CONTÓ.
Hace más de cuarenta años en una tarde de sol, Argimiro me contaba su historia con gran pudor. Me hablaba de las Campanas, de cómo a la Cima de La Torre se subió, de como la gente le miraba en aquella procesión. Le miramos con gran miedo, no era un pájaro volador, La Torre siempre preciosa era causar sensación. Desde la Calle del Teso se paró la Procesión, y dijo Don Exuperio este chaval a prisión. Pronto cogió su maleta, y ha Vascongadas marchó, para seguir esa vida de pájaro volador. Después me contó su historia con aquel enterrador que le llamaban “El Casio” y de vecino siempre le vio, que temía a los fantasmas al ser buen enterrador, aquel chaval tan travieso que su vida fue pasión termino montando grúas sin sufrir nunca terror. Fue un emigrante forzoso, una historia con amor, sabiendo que ciertas cimas pueden causarte pavor. Argimiro en Vascongadas, soltero de vocación, de niño cuidando ovejas fueron siempre su lección. No se me olvida su historia, su mundo fue incomprensión, le buscaron para castigarle por escalar aquella Torre Mayor. Escogió marcharse erguido, tan solo libre pensó, que la vida son dos días cuando existe represión. Pisando en muchas ciudades, las grúas siempre escalo, y me contó sus verdades que yo guarde sin temor. Argimiro fue valiente, buscando siempre evasión, su vida tuvo un ambiente de beber algún alcohol. Sus amigos le apreciaban, era un hombre con valor, en su camino dejaba un rastro de insumisión.
G X Cantalapiedra. 30 – 11 – 2025.
LO QUE ARGIMIRO ME CONTÓ.
Hace más de cuarenta años en una tarde de sol, Argimiro me contaba su historia con gran pudor. Me hablaba de las Campanas, de cómo a la Cima de La Torre se subió, de como la gente le miraba en aquella procesión. Le miramos con gran miedo, no era un pájaro volador, La Torre siempre preciosa era causar sensación. Desde la Calle del Teso se paró la Procesión, y dijo Don Exuperio este chaval a prisión. Pronto cogió su maleta, y ha Vascongadas marchó, para seguir esa vida de pájaro volador. Después me contó su historia con aquel enterrador que le llamaban “El Casio” y de vecino siempre le vio, que temía a los fantasmas al ser buen enterrador, aquel chaval tan travieso que su vida fue pasión termino montando grúas sin sufrir nunca terror. Fue un emigrante forzoso, una historia con amor, sabiendo que ciertas cimas pueden causarte pavor. Argimiro en Vascongadas, soltero de vocación, de niño cuidando ovejas fueron siempre su lección. No se me olvida su historia, su mundo fue incomprensión, le buscaron para castigarle por escalar aquella Torre Mayor. Escogió marcharse erguido, tan solo libre pensó, que la vida son dos días cuando existe represión. Pisando en muchas ciudades, las grúas siempre escalo, y me contó sus verdades que yo guarde sin temor. Argimiro fue valiente, buscando siempre evasión, su vida tuvo un ambiente de beber algún alcohol. Sus amigos le apreciaban, era un hombre con valor, en su camino dejaba un rastro de insumisión.
G X Cantalapiedra. 30 – 11 – 2025.