AYER ME HABLARON DE LA MUERTE
Ayer por la tarde estuve con un amigo mío que paso 20, días en el Hospital Ramón y Cajal, fue llevado en ambulancia con respiración asistida y sin poder hablar durante quince días. Este amigo mío me describió como estuvo en algunos momentos, sintió que se terminaba su vida, que todo su esfuerzo por vivir dignamente se terminaba en esos días, donde su esperanza se había quedado anulada, me comentó, es una sensación de no poder mover un dedo, de verte impotente, de no poder comentar donde tenías dolores, e imposible hablar a tu esposa para darle las gracias por ser ella la que llamó a la ambulancia. Si no estaría ahora muerto. Me dijo que estuvo en su mente algunos momentos la poesía del retrato de Machado, el ultimo tramo que dice así. “Y cuando llegue el día del último viaje, y este al partir la nave que nunca a de tornar, me encontrareis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar”. Este amigo mío que es un lector de toda clase de libros se ve que en esos momentos difíciles donde tienes que asumir el final, el consuelo de verte acompañado de tu memoria, te hace ver tu camino más real y sin tapujos. Debe ser muy duro el verte como se acaba la vida como se viene la muerte tan callando, ya nos lo digo Jorge Manrique en los cantos a la muerte de su padre, El Conde de Paredes de Nava, Palencia. Hace más de cinco siglos. “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir, allí los ricos caudales y más chicos allegados son iguales, los que viven de sus manos que los ricos. Esta vida es el camino para la otra que es morada, más vale tener buen tino para andar estas jornadas sin errar”.
G X Cantalapiedra. 3 – 10 – 2025.
Ayer por la tarde estuve con un amigo mío que paso 20, días en el Hospital Ramón y Cajal, fue llevado en ambulancia con respiración asistida y sin poder hablar durante quince días. Este amigo mío me describió como estuvo en algunos momentos, sintió que se terminaba su vida, que todo su esfuerzo por vivir dignamente se terminaba en esos días, donde su esperanza se había quedado anulada, me comentó, es una sensación de no poder mover un dedo, de verte impotente, de no poder comentar donde tenías dolores, e imposible hablar a tu esposa para darle las gracias por ser ella la que llamó a la ambulancia. Si no estaría ahora muerto. Me dijo que estuvo en su mente algunos momentos la poesía del retrato de Machado, el ultimo tramo que dice así. “Y cuando llegue el día del último viaje, y este al partir la nave que nunca a de tornar, me encontrareis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar”. Este amigo mío que es un lector de toda clase de libros se ve que en esos momentos difíciles donde tienes que asumir el final, el consuelo de verte acompañado de tu memoria, te hace ver tu camino más real y sin tapujos. Debe ser muy duro el verte como se acaba la vida como se viene la muerte tan callando, ya nos lo digo Jorge Manrique en los cantos a la muerte de su padre, El Conde de Paredes de Nava, Palencia. Hace más de cinco siglos. “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir, allí los ricos caudales y más chicos allegados son iguales, los que viven de sus manos que los ricos. Esta vida es el camino para la otra que es morada, más vale tener buen tino para andar estas jornadas sin errar”.
G X Cantalapiedra. 3 – 10 – 2025.
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