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LA SECA: SOBRE LA TIERRA CASTELLANA DE LA SECA...

SOBRE LA TIERRA CASTELLANA DE LA SECA
Entre voces desgarradas y caminos invisibles, van andando los pastores con pasos siempre visibles.
Sobre tierra castellana del Corazón de Castilla, no quieres ver mente vana entre su gente sencilla.
Campos que marcan distancia, sueños que son reversibles, labradores de constancia con viñedos increíbles.
El Verdejo tiene Cuna en las tierras castellanas, hay quien lo llama fortuna al ver hermosas mañanas.
Cuna del Vino Verdejo en esas llanuras sanas, tierra que no ve complejo y más si suenan campanas.
La Tala tuvo por nombre, Seca, La, siempre se aclara, su escudo que lleva un hombre con un hacha muy afilada.
Es La Cuna del Verdejo, años de vida pasada, nada puede dar complejo en esa tierra encantada.
Con labradores airosos, entre laderas labradas, se ven momentos dichosos incluso hablando de obradas.
Cuna de mucho emigrante que se marchó de mañana, sobre su pasado errante nunca vio su vida vana.
Los años se van pasando, La Torre sigue mermada, San Roque sigue en el alto viendo ceniza quemada.
No vale gritar de noche, ni poner voz desgarrada, mucho menos ser reproche de la dura encrucijada.
Cuna del Verdejo existe, aunque no se diga nada, el emigrante resiste y no ve su Cuna rara.
Habrá quien borre las huellas de algunas vidas pasadas, mientras mira a las estrellas entre frases recordadas.
Atrás quedan los recuerdos con sonidos de campanas, y de los tiempos más cuerdos con sus alegres mañanas.
La vida del emigrante se fueron con sus aldabas, hubo tristeza y sedante viendo las rutas que alabas.
Calles que siguen perennes, puertas que siguen cerradas, ventanas con sus vaivenes y preciosas alboradas.
G X Cantalapiedra.