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LA SECA: EL HIJO DEL LABRADOR...

EL HIJO DEL LABRADOR
Aquel joven lasecano que estudiaba en Valladolid, llegaba a su Villa cuando le daban las vacaciones, y su padre no le dejaba ni descansar un solo día. A la seis de la mañana si no era antes, le despertaba para que se fuera azufrar sus viñedos, y otra veces a sulfatar las viñas, para evitar el oídio y el mildéu. Era como un castigo por haber sido el alumno mejor de su clase, su padre quería tener un hijo labrador, y este joven no soñaba nada parecido, intentaba demostrar a su padre que él había nacido para manejar empresas grandes, en sus horas de cabreo infantil o juvenil cantaba esa canción al llegar a su casa, que decía así. “Por las mañanas roció, a medio día calor, por las tardes los mosquitos, no quiero ser labrador”. El eco de esa canción fue un estribillo machacón, sus hermanos mayores en la emigración forzosa la aprendieron a la fuerza, y se compadecían del joven estudiante, que pronto se marcharía con ellos a la fuerza, Ya que queriendo pasar a la Universidad laboral de Gijón, los caciques de su villa se lo impidieron, dando malos informes de su familia, y como cuestión económica cero, y eso que había hecho el numero uno en su promoción en Valladolid. Más el caciquismo y las envidias de que su padre era el mejor labrador de la villa, sin tener grandes posesiones, le impidieron pasar a ser seleccionado en la Universidad laboral. Un hermano mayor pudo comprobar un día de septiembre de aquel año, la cacicada de la Hermandad de Labradores y el alcalde de entonces, para evitar que siguiera estudiando, El hermano por estar situado en la ciudad de Madrid, por un amigo tuvo acceso a todo esos informes, caciquiles, y a el joven le mandaron venir a esa ciudad, donde pudo seguir sus estudios, sacando tres carreras, y siendo dirigente de una empresa de ámbito internacional. Los caciques ya se murieron, más no solo lo hicieron a ese joven, si no a todos los emigrantes obligados por sus circunstancias, que intentaban salir adelante en sus trabajos, y que a pesar de tantas trabas no consiguieron más que el desprecio de esas personas de valía indiscutible, La Villa de La Seca sabe de quien habló, Más el cantar sigue en pie. Por las mañanas rocío, a medio día calor, por las tardes los mosquitos, no quiero ser labrador. G X Cantalapiedra. HISTORIA VERIDICA. 20 – 6 – 2025.