EL VERANO Y SUS CALORES.
Estos días tenebrosos de calores sofocantes, nunca se les ve dichosos y mucho menos brillantes. Apenas se mueve el viento ni refrescan las mañanas, solo notas desaliento al ver las tardes insanas. El Sol nos viene con fuerza dejando calores fuertes, no conocemos tibieza si el calor no deja suertes. Los cereales van secando con una prisa absorbente, sus amarillos brillando entre siegas transcendentes. Hay campos que van segando esas maquinas gigantes, que van todo cosechando entre ruidos permanentes. El calor deja suspiros entre muchísima gente, son tiempos de grandes giros y del calor del ambiente. Las tardes marcan distancia con sus brisas de verano, nada sirve la arrogancia con el calor inhumano. La garganta se te seca, el Sol sigue calentando, con la tierra algo reseca, la tormenta va llegando. Los viñedos van notando esos calores feroces, que van el suelo secando sin apenas lanzar voces. Castilla pura y sedienta, con tormentas mal venidas, cuando la lluvia revienta vives horas deprimidas. Los pinares siempre buscan esas tormentas dichosas, y pocas veces se asustan si son lluvias armoniosas. El Duero marcha tranquilo sin pensar en los calores, si en sus aguas se perfila una senda de sudores. Labradores que labrando pisan tierra castellana, en sus sueños van notando no tener cosecha vana. G X Cantalapiedra. 19 – 6 – 2025.
Estos días tenebrosos de calores sofocantes, nunca se les ve dichosos y mucho menos brillantes. Apenas se mueve el viento ni refrescan las mañanas, solo notas desaliento al ver las tardes insanas. El Sol nos viene con fuerza dejando calores fuertes, no conocemos tibieza si el calor no deja suertes. Los cereales van secando con una prisa absorbente, sus amarillos brillando entre siegas transcendentes. Hay campos que van segando esas maquinas gigantes, que van todo cosechando entre ruidos permanentes. El calor deja suspiros entre muchísima gente, son tiempos de grandes giros y del calor del ambiente. Las tardes marcan distancia con sus brisas de verano, nada sirve la arrogancia con el calor inhumano. La garganta se te seca, el Sol sigue calentando, con la tierra algo reseca, la tormenta va llegando. Los viñedos van notando esos calores feroces, que van el suelo secando sin apenas lanzar voces. Castilla pura y sedienta, con tormentas mal venidas, cuando la lluvia revienta vives horas deprimidas. Los pinares siempre buscan esas tormentas dichosas, y pocas veces se asustan si son lluvias armoniosas. El Duero marcha tranquilo sin pensar en los calores, si en sus aguas se perfila una senda de sudores. Labradores que labrando pisan tierra castellana, en sus sueños van notando no tener cosecha vana. G X Cantalapiedra. 19 – 6 – 2025.