CUANDO LOS AÑOS DEJAN SUS HUELLAS
Aquel hombre con una edad de 85, años, empezó a sentir la necesidad de volver a su tierra, olvidarse de todos los beneficios que tenía en su entorno de la ciudad, volviendo a ocupar la casa que le vio nacer, le parecía imposible de sentirse mal, su salud hasta se notó mejor, y los medicamentos que tomaba los fue abandonando poco a poco, Era un camino de hacer lo que le venía en gana, paseaba por los campos sin sentir ni gota de frío, y una señora de dicho pueblo le arreglaba su casa y le hacia las comidas principales, el hombre sabia de sobra que sus hijos en la capital pasaban de su estado de salud, y en aquel entorno volvió de nuevo a tener a sus amigos de la niñez a su lado, Era como un regalo que le había hecho la vida. el hombre pensaba, todos estos años que pase de los ochenta son de propina, cada día que estoy con vida es de agradecer a La Madre Naturaleza que me tenga aquí dando guerra, En sus días más melancólicos, el hombre pensaba en su esposa ya fallecida más de diez años, en su forma de vivir en la ciudad siempre deprisa, mirando el reloj cada momento para no llegar tarde, en aquel remanso de Castilla era todo distinto, no tenía prisa por nada, escuchaba incluso a los pastores de ovejas que le comentaban su forma de vida, incluso con algún tractorista hablaba de motores y automóviles, sin el usar ningún vehículo de motor, En las noches miraba al cielo estrellado, tenía la necesidad de ver todo el cielo lleno de estrellas y planetas que rodeaban a la Tierra, le parecía imposible el ver un universo donde no existía ninguna frontera, donde el cielo daba reflejos de estrellas que salían como disparadas,. El hombre sabía que su vida caminaba hacia el final, y que los misterios del Universo no los comprendería nunca, ni tampoco los del planeta Tierra, su vida era como solo pensar en el más allá, queriendo ver lo que muchos seres humanos les gustaría, era su obsesión diaria, y este hombre se quedó muchas noches durmiendo, entre esas grandes dudas que tenemos los humanos, Más todo puede terminar cuando la guadaña te viene a buscar para ajustar cuentas. Más como dice el refrán. “Que nos quiten lo bailado, que de vivir estamos sobrados. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre con una edad de 85, años, empezó a sentir la necesidad de volver a su tierra, olvidarse de todos los beneficios que tenía en su entorno de la ciudad, volviendo a ocupar la casa que le vio nacer, le parecía imposible de sentirse mal, su salud hasta se notó mejor, y los medicamentos que tomaba los fue abandonando poco a poco, Era un camino de hacer lo que le venía en gana, paseaba por los campos sin sentir ni gota de frío, y una señora de dicho pueblo le arreglaba su casa y le hacia las comidas principales, el hombre sabia de sobra que sus hijos en la capital pasaban de su estado de salud, y en aquel entorno volvió de nuevo a tener a sus amigos de la niñez a su lado, Era como un regalo que le había hecho la vida. el hombre pensaba, todos estos años que pase de los ochenta son de propina, cada día que estoy con vida es de agradecer a La Madre Naturaleza que me tenga aquí dando guerra, En sus días más melancólicos, el hombre pensaba en su esposa ya fallecida más de diez años, en su forma de vivir en la ciudad siempre deprisa, mirando el reloj cada momento para no llegar tarde, en aquel remanso de Castilla era todo distinto, no tenía prisa por nada, escuchaba incluso a los pastores de ovejas que le comentaban su forma de vida, incluso con algún tractorista hablaba de motores y automóviles, sin el usar ningún vehículo de motor, En las noches miraba al cielo estrellado, tenía la necesidad de ver todo el cielo lleno de estrellas y planetas que rodeaban a la Tierra, le parecía imposible el ver un universo donde no existía ninguna frontera, donde el cielo daba reflejos de estrellas que salían como disparadas,. El hombre sabía que su vida caminaba hacia el final, y que los misterios del Universo no los comprendería nunca, ni tampoco los del planeta Tierra, su vida era como solo pensar en el más allá, queriendo ver lo que muchos seres humanos les gustaría, era su obsesión diaria, y este hombre se quedó muchas noches durmiendo, entre esas grandes dudas que tenemos los humanos, Más todo puede terminar cuando la guadaña te viene a buscar para ajustar cuentas. Más como dice el refrán. “Que nos quiten lo bailado, que de vivir estamos sobrados. G X Cantalapiedra.
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