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LA SECA: LA MENTE DE UN SUICIDA. ...

LA MENTE DE UN SUICIDA.
En aquel valle existía un hombre cuyo oficio fue labrador toda su vida, que al sentirse mayor sin hijos, y su esposa no hacerle demasiado caso, le rondaba por su cabeza el dejar de existir, era una obsesión diaria, un camino sin salida ni respuesta, la enfermedad del azúcar en sangre le tenía atado, ya que diariamente el practicante le inyectaba insulina, el hombre que apenas salia a ver sus fincas, ya que tenía obreros que le hacían las labores del campo, un día de esos que encima sufría vértigos, se decidió visitar Medina del Campo, lugar comarcal de ferias y comercios de toda clase de géneros para la agricultura. Allí buscó una tienda de cordelerías, y se compró una cuerda de varios metros de las llamadas buenas, que no eran de esparto basto si no cuerdas que se usaban para atar animales a los pesebres, aunque este hombre tenía tractor agrícola, Fue dura su situación, ya que tenía una vida cómoda, y sin problemas económicos, la televisión le entretenía, y se pasaba muchas horas mirándola, más aquella madrugada sus pies se le entumían, y sus manos ya cansadas de podar viñas no le respondían, su esposa se bajaba hacer la compra en su valle, y este hombre mientras tanto preparaba aquella cuerda que le quitaría la vida, colgada del clavo grande donde se ponía a los cerdos cuando estaban en canal, y los visitaba el veterinario, Esa vez la mañana no le animaba a nada, sus dolores eran duros y frecuentes, y la garganta se le secaba, sin pensarlo ni dar explicaciones, se fue al comedor, y con un bolígrafo dejó unas letras de despedida. Era una salida a quitarse problemas de encima, no quería verse hecho un invalido, ni un hombre arrastrándose por el suelo, saco una banqueta fuerte, ya que el pesaba bastante, y la coloco debajo de dicha cuerda, con un lazo corredera para aniquilarle cuanto antes y así dejar de sufrir de una sola vez. Su suicidio corrió por aquel valle con demasiada prisa, siendo un contagio para otros seres humanos que copiaron su actitud ante los dolores y la insulina diaria, Este hombre que fue en vida una persona con cultura, la gente de su entorno no entendía su final, tan solo alguno comentó, la libertad que deja la muerte acaba con el problema de la insulina, de la artrosis o reuma, ya no tienes que ser esclavo de esa forma de vida tan particular. Donde el día a día es duro y complicado. D. E. P.
G X Cantalapiedra.