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LA SECA: CUANTO MÁS CONOZCO A MI PERRO...

CUANTO MÁS CONOZCO A MI PERRO
Desde niño, ósea nada más andar a gatas, he andado y jugado con animales, en mi niñez las gallinas, los burros, los conejos, y un gato que siempre tuvimos en mi casa, recuerdo en mi niñez que mi padre me animaba hacer correr a las gallinas por el corral, y recuerdo como teniendo unos seis años aquel gallo que parecía un faraón, me ataco en defensa de sus gallinas, tiempo atrás yo las pegaba con una porra de las gigantas o girasoles, y aquella mañana el gallo se abalanzo sobre mi para dejarme claro sus intenciones, rompiéndome el jersey y hasta los pantalones, y no me marcó la cara por tener los brazos cruzados delante, si no me hubiera dejado señales para toda mi vida. Mi madre me salvo de aquel ataque. Que al gallo le costaría su vida, ya que mi padre cuando vino del trabajo le dio el pasaporte para la otra vida. Tuve muchas horas de jugar en mi infancia con los burros, que noté que me entendían a fondo, y con ellos hicimos capeas de burros en el patio de la casa. Ellos me respetaban mucho, cuando les mandaba a la cuadra obedecían, sin embargo seguían a los demás niños como si fueran toros, Aun mis amigos de la infancia lo recuerdan, tiempo después tuvimos mulas o acémilas, una rubia y la otra morena, La rubia se ve que yo la cuidaba más y siempre me demostró que quería estar a mi lado, en el trabajo la morena era falsa y si podía te daba una coz. Cuando me marche de mi villa, al volver a los tres meses la mula rubia me recordó dándome con su cabeza contra mi pecho, y me miró fijamente como se mira a un amigo, parece que me quería preguntar donde estaba ese tiempo, mi presencia le agradaba, y ya nunca me olvido, ya que estando de permiso en la mili, estuve con ellas casi un mes, y me demostraba todos los días que estaba tranquila conmigo aunque tuviera que trabajar duro, Ahora de mayor tengo un perro podenco, inteligente, corredor, defensor de su territorio, y poco amigo de los demás perros, sin embargo con las perras se entiende muy bien, sean de la raza que sean, enseña los dientes de lobo, al perro que intenta quitarle la novia, donde se encuentre, un señor me comentó viéndole, que era un machista de corazón, y que los podencos todos tienden a ser lo mismo, cazadores y amantes de lo suyo hasta la muerte, defendiendo a sus dueños sin esperar nada, su machismo es visto por mi a diario, y su inteligencia es grande, ya que le comentó que voy a ir a un recado, y quiere venirse conmigo, Entre más conozco a los animales, menos me gustan las corridas de toros, y aun menos las salvajadas de algunas fiestas donde las gentes se divierten a cuenta de su sufrimiento, que lo llevan en su cuerpo igual que lo tenemos los seres humanos, cuando sufrimos agresiones o enfermedad. Debiéramos tener más sensibilidad ante su forma de vivir, ya que sufren, lloran y padecen los mismo que los humanos. G X Cantalapiedra.