LOS CAMINOS DEL INFIERNO ERAN LOS DE LA DROGA.
Hace ahora unos cuarenta años, cuando a la juventud les engañaron con poder ver el cielo en la tierra, y vivir en el paraíso sin hacer ningún esfuerzo, Mentiras atroces, entre gentes que sus voces los llevaban al infierno. Eran mentiras sesgadas, eran mentes trastocadas, sin dignidad ni remedio. Cuando ves segar las vidas con mentiras de drogatas, las conciencias cargan pilas publicando las erratas. Terminaron con la juventud lanzada, por caminos diferentes, que tan solo sus andadas eran ser los penitentes. Nadie salvaba fracasos, nadie imponía verdades, se sufrieron esos pasos entre muchas falsedades. La juventud se moría sin entender su problema, y en rincones fallecía sin saber si era su esquema. La juventud mas lanzada caminaba hacia su ruina, era su noche marcada en aquel penoso clima. Los caminos del infierno para llegar a la muerte, era sufrir el invento que jamás dejaba suerte. Nadie gritaba aquel mundo de los negros barracones, todo el camino era absurdo solo dejó maldiciones. La jeringuilla esperando para dejar sensaciones, que fue a la muerte abrazando en los más tristes rincones. Se han pasado muchos años, y se conoce la suerte, de aquellos que sufren daños y le persigue la muerte. Drogadictos penitentes, con sus ilusiones rotas, se pensaron ser ausentes y solo vieron derrotas. Los cementerios lo saben cuanto joven se marchaba, eran esos tiempos serios donde la droga volaba. Por las esquinas vendiendo esa droga de la muerte, los jovenes aplaudiendo la libertad de sus muertes. Eran tiempos infernales, donde sobraban consejos, no hubo muertes naturales sin ser los pacientes viejos. Vi llorar a varias madres entrando en los tanatorios, mientras callaban los padres sufriendo en sus velatorios. Era la droga asesina que, arrastrando su codicia, no dejó muerte divina solo mostró su malicia. Los jovenes que murieron eran gentes que soñaban, pero solo comprendieron que la droga los mataba, Se marcharon maldiciendo a sus camellos de siempre, su cerebro fue sufriendo al ver la muerte de frente. Fueron años infernales, no sirvieron los consejos, fueron sus muertes fatales criticando a ciertos viejos. La muerte viene triunfando entre drogas asesinas, hay gentes que van gritando soñando fechas divinas. G X Cantalapiedra.
Hace ahora unos cuarenta años, cuando a la juventud les engañaron con poder ver el cielo en la tierra, y vivir en el paraíso sin hacer ningún esfuerzo, Mentiras atroces, entre gentes que sus voces los llevaban al infierno. Eran mentiras sesgadas, eran mentes trastocadas, sin dignidad ni remedio. Cuando ves segar las vidas con mentiras de drogatas, las conciencias cargan pilas publicando las erratas. Terminaron con la juventud lanzada, por caminos diferentes, que tan solo sus andadas eran ser los penitentes. Nadie salvaba fracasos, nadie imponía verdades, se sufrieron esos pasos entre muchas falsedades. La juventud se moría sin entender su problema, y en rincones fallecía sin saber si era su esquema. La juventud mas lanzada caminaba hacia su ruina, era su noche marcada en aquel penoso clima. Los caminos del infierno para llegar a la muerte, era sufrir el invento que jamás dejaba suerte. Nadie gritaba aquel mundo de los negros barracones, todo el camino era absurdo solo dejó maldiciones. La jeringuilla esperando para dejar sensaciones, que fue a la muerte abrazando en los más tristes rincones. Se han pasado muchos años, y se conoce la suerte, de aquellos que sufren daños y le persigue la muerte. Drogadictos penitentes, con sus ilusiones rotas, se pensaron ser ausentes y solo vieron derrotas. Los cementerios lo saben cuanto joven se marchaba, eran esos tiempos serios donde la droga volaba. Por las esquinas vendiendo esa droga de la muerte, los jovenes aplaudiendo la libertad de sus muertes. Eran tiempos infernales, donde sobraban consejos, no hubo muertes naturales sin ser los pacientes viejos. Vi llorar a varias madres entrando en los tanatorios, mientras callaban los padres sufriendo en sus velatorios. Era la droga asesina que, arrastrando su codicia, no dejó muerte divina solo mostró su malicia. Los jovenes que murieron eran gentes que soñaban, pero solo comprendieron que la droga los mataba, Se marcharon maldiciendo a sus camellos de siempre, su cerebro fue sufriendo al ver la muerte de frente. Fueron años infernales, no sirvieron los consejos, fueron sus muertes fatales criticando a ciertos viejos. La muerte viene triunfando entre drogas asesinas, hay gentes que van gritando soñando fechas divinas. G X Cantalapiedra.