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LA SECA: LAS ACEMILAS DESAPARECIERON...

LAS ACEMILAS DESAPARECIERON
Hace setenta y cinco años en La Seca según los archivos de la Hermandad de labradores y ganaderos, eran de 400. Acémilas o machos burreños, 200, burros, algún caballo. En este momento creo que sigue habiendo caballos, aunque acémilas llamadas también mulas, no quede ninguna, todas las labores del campo se mecanizaron, y estos animales que tanto movían entonces las labranzas pasaron al olvido, Aun recuerdo en el mes de mayo, por San Isidro, existían esos concursos de arada derecha y con buenas trayectorias de hacer surcos bien trazados. Hoy día esto parece un museo del tiempo que vivimos entonces, las personas jovenes no pueden conocer de cerca esos tiempos, si fueron buenos o malos, cada hora tiene sus minutos, cada sueño tiene su despertar, y cada día vuelve amanecer aunque haga frío o nieve, como esta fecha de hoy así parece que puede pasar. Es bueno para la memoria el recordar aquellas personas que ya no viven, y que fueron ejemplos de vivir las labores agrícolas, personas que estaban enamoradas de su trabajo, que hablaban a sus acémilas como si estos animales entendieran su mandato. Arre mula que ya nos falta menos, atrás para atrás que hay que recular. Hasta los burros más brutos entendían ese lenguaje que entonces se usaba, y que por muchos años se sigue recordando, mientras existan personas de las que tuvieron que cuidar y trabajar con ellos. Albardas, yugos, arados trillos, vertederas, cañizas y otros elementos agrícolas que pasaron al olvido, dejando a un lado a las cribas o cedazos, para quitar tierra y malas hierbas del trigo o cereales leguminosas. Mientras haya personas que recuerden todos esos artilugios, nos seguiremos acordando de lo que fue aquel tiempo de trabajo duro y sacrificado. G X Cantalapiedra.