LA SECA: AQUEL BURRO SOLO LE FALTABA HABLAR...

AQUEL BURRO SOLO LE FALTABA HABLAR
Era un burro bastante grande, creo que, de raza zamorana, y que su dueño le tenía en palmitas, esto sucedió hace setenta años, en la Castilla Profunda, Dicho animal era más que un burro inteligente, conocía las fincas del dueño a cierra ojos, y sus rebuznos siempre eran para protestar o reclamar algo de alimentación, el dueño un hombre de la agricultura de toda la vida, estaba con su burro emocionado, ya que andaba como un caballo, y estirando su cuello parecía ver todo su alrededor sin demasiados problemas, este burro un domingo por la mañana madrugo para irse a Medina del Campo con su dueño, que al ser día de mercado se movía mucho público, el dueño entro por la Calle de Padilla, y en la Posada de la Aurea dejo su burro aparcado en su lugar, pero el animal levantaba pasiones, y otro hombre que había dejado allí a su burro, no dudo de llevarse este animal que era guapo e inteligente, El burro zamorano, parece ser que de momento no puso demasiadas pegas, más al pasar un rato que no circulaba por la carretera de su villa, y que marchaba en dirección contraria, no dudo en salir corriendo a galope, y pegando saltos derribo a el hombre que le había cambiado por el burro suyo, Este burro inteligente, no dudo de volver a su lugar de destino, Y en poco más de dos horas estaba en la trasera de su casa esperando que le abrieran para entrar a su cuadra, un vecino comunico a la esposa del dueño de dicho asno, que el burro esperaba en la trasera, y la mujer sin poner pegas le adentro en su cuadra después de haber bebido agua, y el burro sentirse a salvo de aquel ladrón de burros. Cuando el dueño del burro zamorano fue a la Posada de la Aurea, se encontró que el burro no estaba en el lugar donde le dejo, y en aquella posada pasaban los burros y las bicicletas por un portal no muy ancho hasta el patio y cuadras, El hombre preocupado pensó que le habían robado su burro, y enseguida comunico su falta, La dueña de la posada los domingos se la amontonaba el trabajo, y no podía confirmar nada, El hombre pensó llamar a su esposa por teléfono, aunque en aquellos años era pedir conferencia con la localidad que fuera, y tardaban un montón de tiempo, en ese espacio de tiempo, llegó el ladrón de burros, y haciéndose de nuevas dijo no saber nada, aunque cojeaba a cuenta de la caída del burro zamorano, entonces el hombre dueño del burro robado, comprendió que ese era el ladrón, de su burro, y le tomo nota del pueblo donde vivía, habiendo echo denuncia del robo, que al llegar a su Villa tuvo que levantar, estando su burro zamorano en la cuadra tranquilamente. G X Cantalapiedra.