NO PODÍA SER VERDAD.
La historia tiene sus fallos y sus verdades presentes, los hermanos como gallos soñaron besos decentes. Una joven con dulzura a los dos enamoraba, y fue dejando diablura en el camino que andaba. Juraron amor eterno a la joven bien plantada, y en aquel invierno eterno buscaban siempre a su amada. La joven sin darse cuenta a los dos enamoraba, era una senda que alienta que la vida descartaba. Los dos hermanos discuten, no quieren hacer balanza, estando alertas acuden a las noches de templanza. Los dos la miran de frente, a veces hasta de espalda, y la llevan en su mente como la mejor balanza. La joven iba pensando, que vida más despiadada, lo que me puede ir sobrando mucha mujer lo esperaba. Los dos hermanos discuten en la fría madrugada, los dos mirando a las luces en su senda bien amada. Se preguntan los hermanos, tú nunca quisiste nada, y fueron amores vanos alguna mujer pasada. Un hermano repicando, el otro gritando basta, lo que a mí me va sobrando es un amor de esperanza. Lanzan al viento sus voces, mientras que la madre calla, suenan palabras atroces que parecen romper vallas. La madre pide silencio, se oye una voz de arrogancia, le llama al hermano necio por ser la misma ignorancia, Los dos se piensan ser dueños, ella no decide nada, se notan ciertos empeños en su ruta imaginada. La madre pone cordura, un hijo voz desgarrada, el amor cuando es ternura busca la senda encantada. Los hermanos siguen fuertes, incluso con amenazas, dicen que hablaron de muertes para romper alianzas. Una mujer con estilo, a los dos rompe la calma, hay amor con mucho filo que pudiera llevar alma. Solo queda que ella elija sin hacer daño de nada, los dos hermanos se fijan que su vida es admirada. No pasando mucho tiempo se acabo la encrucijada, aquel amor llevó el viento de una emigración forzada. Una mujer con estilo a su pueblo abandonaba, sobre su historia perfilo que el amor se quedó en nada. G X Cantalapiedra.
La historia tiene sus fallos y sus verdades presentes, los hermanos como gallos soñaron besos decentes. Una joven con dulzura a los dos enamoraba, y fue dejando diablura en el camino que andaba. Juraron amor eterno a la joven bien plantada, y en aquel invierno eterno buscaban siempre a su amada. La joven sin darse cuenta a los dos enamoraba, era una senda que alienta que la vida descartaba. Los dos hermanos discuten, no quieren hacer balanza, estando alertas acuden a las noches de templanza. Los dos la miran de frente, a veces hasta de espalda, y la llevan en su mente como la mejor balanza. La joven iba pensando, que vida más despiadada, lo que me puede ir sobrando mucha mujer lo esperaba. Los dos hermanos discuten en la fría madrugada, los dos mirando a las luces en su senda bien amada. Se preguntan los hermanos, tú nunca quisiste nada, y fueron amores vanos alguna mujer pasada. Un hermano repicando, el otro gritando basta, lo que a mí me va sobrando es un amor de esperanza. Lanzan al viento sus voces, mientras que la madre calla, suenan palabras atroces que parecen romper vallas. La madre pide silencio, se oye una voz de arrogancia, le llama al hermano necio por ser la misma ignorancia, Los dos se piensan ser dueños, ella no decide nada, se notan ciertos empeños en su ruta imaginada. La madre pone cordura, un hijo voz desgarrada, el amor cuando es ternura busca la senda encantada. Los hermanos siguen fuertes, incluso con amenazas, dicen que hablaron de muertes para romper alianzas. Una mujer con estilo, a los dos rompe la calma, hay amor con mucho filo que pudiera llevar alma. Solo queda que ella elija sin hacer daño de nada, los dos hermanos se fijan que su vida es admirada. No pasando mucho tiempo se acabo la encrucijada, aquel amor llevó el viento de una emigración forzada. Una mujer con estilo a su pueblo abandonaba, sobre su historia perfilo que el amor se quedó en nada. G X Cantalapiedra.