CUANDO NO TOCA LLORAR
En aquel tiempo donde la emigración era la única salida, hubo personas que decidieron seguir adelante, con su sueños aventureros, sus caminos por andar, y su anhelo de poder regresar un día con el corazón latiendo, sin tener que dar gracias a nadie, Eso sí, hubo personas que nunca volvieron, sus sueños se evaporaron, y su camino no fue sendero de rosas, algunos de estos seres humanos, se miraron su carnet de identidad, y reconocían de donde eran y a donde habían venido, pero la vida no siempre te da esa segunda oportunidad, de deshacer el camino andado, si no que tienes que arrastrar todo lo que en ese camino fue bueno o malo, tuve la suerte de poder hablar con alguna personas que no fue su camino demasiado alegre, y te comentaban sus tragedias de salud y peripecias, sus andadas les marcaron para siempre, y se sentían desheredados de esta vida, mirando al horizonte con recelo, No era hora de volver atrás, ni de soñar nuevas ilusiones, su tiempo se había agotado, y sus respuestas eran crudas y casi sin tener consuelo, no querían verse llorando, ni tener que contar su triste camino, Eran momentos que mejor que nadie supiera de ellos, para seguir su vida inadvertida, ser personas sin currículo pasado, sin esperar el milagro de su vida penitente, incluso olvidar lo que les hubiera dañado, para seguir adelante donde quiera que hubieran vivido, sin esperar que nadie les llamara fracasados, Atrás quedaban recuerdos de sus amigos de infancia, de posibles novias casadas con conocidos de ellos, de días de fiesta donde gozaron en aquel ambiente de su villa. Aunque siempre con la maleta vacía, pero esperando salir de aquel valle de lagrimas que fueron dichos años. A veces las historias son duras y complicadas de contar, estas personas prefieren seguir en el anonimato, ya que el tiempo las borra de la memoria de sus antiguos vecinos y amigos, los años son un borrador de pasos en el olvido, y ellos caminan sin esa tensión de la crítica de sus malos ratos pasados,
G X Cantalapiedra.
En aquel tiempo donde la emigración era la única salida, hubo personas que decidieron seguir adelante, con su sueños aventureros, sus caminos por andar, y su anhelo de poder regresar un día con el corazón latiendo, sin tener que dar gracias a nadie, Eso sí, hubo personas que nunca volvieron, sus sueños se evaporaron, y su camino no fue sendero de rosas, algunos de estos seres humanos, se miraron su carnet de identidad, y reconocían de donde eran y a donde habían venido, pero la vida no siempre te da esa segunda oportunidad, de deshacer el camino andado, si no que tienes que arrastrar todo lo que en ese camino fue bueno o malo, tuve la suerte de poder hablar con alguna personas que no fue su camino demasiado alegre, y te comentaban sus tragedias de salud y peripecias, sus andadas les marcaron para siempre, y se sentían desheredados de esta vida, mirando al horizonte con recelo, No era hora de volver atrás, ni de soñar nuevas ilusiones, su tiempo se había agotado, y sus respuestas eran crudas y casi sin tener consuelo, no querían verse llorando, ni tener que contar su triste camino, Eran momentos que mejor que nadie supiera de ellos, para seguir su vida inadvertida, ser personas sin currículo pasado, sin esperar el milagro de su vida penitente, incluso olvidar lo que les hubiera dañado, para seguir adelante donde quiera que hubieran vivido, sin esperar que nadie les llamara fracasados, Atrás quedaban recuerdos de sus amigos de infancia, de posibles novias casadas con conocidos de ellos, de días de fiesta donde gozaron en aquel ambiente de su villa. Aunque siempre con la maleta vacía, pero esperando salir de aquel valle de lagrimas que fueron dichos años. A veces las historias son duras y complicadas de contar, estas personas prefieren seguir en el anonimato, ya que el tiempo las borra de la memoria de sus antiguos vecinos y amigos, los años son un borrador de pasos en el olvido, y ellos caminan sin esa tensión de la crítica de sus malos ratos pasados,
G X Cantalapiedra.