LA SECA: Nuevamente sigo comprobando el hondo mensaje de sus...

LOS SUEÑOS LE LLEVARON A SU NIÑEZ
Aquel hombre nacido en La Seca no dejaba de soñar, viendo su edad avanzada y que todo podía terminar, sus fuerzas iban cada día mermando, su voluntad parecía querer seguir el camino de su cerebro, aunque de vez en cuando revisaba a sus amigos que se habían marchado para siempre, Eran penosos los sueños, no le enseñaban nada nuevo, recordaba que siendo un niño tuvo que cantar dos entierros con el sacerdote que entonces existía, ya que el antiguo sacristán se marchó a vivir a la ciudad de Valladolid, Aquella niñez de ver crecer lo trigos en la primavera, de ver los otoños que se llevaban las hojas de las viñas y los árboles, que el invierno era duro, siempre calentándose en la cocina, y salir a la calle lo más preciso, viendo los días de lluvia como sus padres vigilaban el tejado de la casa, para comprobar si había goteras, los animales que tenían entonces eran tranquilos y caseros, las gallinas ponedoras, y los burros eran animales que no les daban problemas, al revés de los mejores ratos de aquella infancia fueron con dicho asnos, que solo les faltaba hablar, pero su memoria era fabulosa, El hombre se veía mayor, se daba cuenta que sus amigos se estaban todos marchando, y el final de su vida le iba avisando, El hombre luchaba contra las dificultades y complicaciones, todo alrededor le parecía normal, y cuando revisaba aquella vida de trabajo, le parecía demasiado deprisa como se marchaba el tiempo, los días eran solo testigos de sus dificultades, Su corazón funcionaba bien, sus piernas andaban algunos días más de 20,000, pasos, los vecinos le hablaban como si su vida fuera interminable, y este hombre lasecano se daba cuenta que la vida es un camino sin retorno, no se puede regresar a la niñez o juventud, ni soñar con una joven que te animase a seguir adelante con el corazón erguido, ni pensar que el futuro te pudiera dar alicientes para viajar por todo el mundo, sin necesidad de visitar a los médicos, incluso aunque fueran los mejores del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Hay edades que no te las puedes saltar a la torera, ni sentirte como el acero inoxidable, cada etapa de la vida tiene su resorte, y no se puede ir contra el tiempo, aunque tu creas que te está ayudando el viento. G X Cantalapiedra.

Nuevamente sigo comprobando el hondo mensaje de sus pablabas; que se basan en la sabiduría y emociones de quién ha sabido vivir.
Como dijo nuestro escritor Miguel Delibes: " La felicidad
está en acomodar nuestros pasos al camino que el Señor nos ha destinado en la tierra aunque sea humilde."