AQUEL JOVEN MALDECIA SU DESTINO,
Aquellos años donde el amor se confunde
surgiendo tan de repente sin ver ninguna frontera,
existen palabras fuertes que casi nunca se funden
aunque derrochen su sangre sin poner jamás barrera.
Aquel joven maldecía lo triste de su escalera,
era su mundo un desastre sin esperar vida nueva,
sobre su mundo escribía alguna vieja quimera.
que nunca le dio alegría y todo le desespera.
Coge la maleta y vete por los caminos sin nombre,
maldiciendo tu destino nunca llegaras a sabio.
y no pregones razones de lo que dice algún hombre
que no tiene bien su mente y puede fallar su cráneo.
No maldigas al destino cuando te lluevan los fallos,
somos humanos distintos cargados de sobresaltos,
cada cual es adivino al ver que cantan los gallos.
más no sigas el camino que solo de deja llantos.
Puedes maldecir tu tierra con sus pasados blasones,
mientras las flores del campo tengan distintos colores,
pensando que la avaricia se llena de maldiciones,
y el más rico se nos muere entre temidos dolores.
No sirven las sensaciones de algunos jovenes locos,
la juventud desespera sin saber donde camina,
sin pensar en devociones surgen a veces revocos,
la vida siempre nos marca lo que el mundo determina.
Maldiciendo muchas horas las gentes siguen pensando,
que a veces a dios imploras sin ver lo que vas pasando,
no maldigas las lecciones de tu mundo turbulento,
te pueden negar razones de ver la muerte un invento.
G X Cantalapiedra.
Aquellos años donde el amor se confunde
surgiendo tan de repente sin ver ninguna frontera,
existen palabras fuertes que casi nunca se funden
aunque derrochen su sangre sin poner jamás barrera.
Aquel joven maldecía lo triste de su escalera,
era su mundo un desastre sin esperar vida nueva,
sobre su mundo escribía alguna vieja quimera.
que nunca le dio alegría y todo le desespera.
Coge la maleta y vete por los caminos sin nombre,
maldiciendo tu destino nunca llegaras a sabio.
y no pregones razones de lo que dice algún hombre
que no tiene bien su mente y puede fallar su cráneo.
No maldigas al destino cuando te lluevan los fallos,
somos humanos distintos cargados de sobresaltos,
cada cual es adivino al ver que cantan los gallos.
más no sigas el camino que solo de deja llantos.
Puedes maldecir tu tierra con sus pasados blasones,
mientras las flores del campo tengan distintos colores,
pensando que la avaricia se llena de maldiciones,
y el más rico se nos muere entre temidos dolores.
No sirven las sensaciones de algunos jovenes locos,
la juventud desespera sin saber donde camina,
sin pensar en devociones surgen a veces revocos,
la vida siempre nos marca lo que el mundo determina.
Maldiciendo muchas horas las gentes siguen pensando,
que a veces a dios imploras sin ver lo que vas pasando,
no maldigas las lecciones de tu mundo turbulento,
te pueden negar razones de ver la muerte un invento.
G X Cantalapiedra.