UN DÍA COMO HOY DEL CORPUS CRISTI.
Aquella tarde de sol brillante, en la procesión del Corpus Cristi, con muchas flores deshojadas por el suelo, que las lanzaban los niños de primera comunión, desde sus canastillas de mimbre, hace ahora 70, años, bajando por la calle del Teso, dicha procesión, pudimos ver al joven Argimiro, que entonces pienso que era un zagal dispuesto a jugarse la vida sin temor en ese momento, que subido por fuera de la Torre en la parte de arriba del corredor de aquella Torre, se subió a la llamada picorota, el peligro era inminente, pero las campanas seguían tocando a ritmo de procesión, sin saber los hombres que tocaban las campanas, que el joven aquel se estaba jugando su vida, y las gentes que estábamos viéndolo nos parecía imposible estar allí arriba. Pronto Argimiro se bajó, y salió corriendo de la Villa lasecana, se salvó de ir a la cárcel, ya que Don Exuperio, párroco de dicha parroquia, mando detenerle, más Argimiro según me contó años después, ya estaba camino de Vascongadas, para empezar a trabajar montando grúas en altura, donde según creo, paso cantidad de años trabajando en ese peligro constante, que para él no lo era, solo una forma de ganarse la vida honradamente, También me contó la mañana de niebla que salto las tapias del cementerio, para asustar al enterrador que era entonces Casio. Y vecino de él en la Calle del Parchel, y que según se comentaba entonces, algún muerto andaba por dicho Camposanto, Casio se llevó su susto, y Argimiro se lo pasaba bien con sus aventuras de joven zagalillo lasecano. No había entonces fotos de aquel momento, si no, seguro que las tendríamos muchos lasecanos, para recordar dicho momento, que algunos lo llevamos en la mente para recordarlo de vez en cuando. Ya que la Torre nunca volveremos a verla como era. D. E. P.
G X Cantalapiedra.
Aquella tarde de sol brillante, en la procesión del Corpus Cristi, con muchas flores deshojadas por el suelo, que las lanzaban los niños de primera comunión, desde sus canastillas de mimbre, hace ahora 70, años, bajando por la calle del Teso, dicha procesión, pudimos ver al joven Argimiro, que entonces pienso que era un zagal dispuesto a jugarse la vida sin temor en ese momento, que subido por fuera de la Torre en la parte de arriba del corredor de aquella Torre, se subió a la llamada picorota, el peligro era inminente, pero las campanas seguían tocando a ritmo de procesión, sin saber los hombres que tocaban las campanas, que el joven aquel se estaba jugando su vida, y las gentes que estábamos viéndolo nos parecía imposible estar allí arriba. Pronto Argimiro se bajó, y salió corriendo de la Villa lasecana, se salvó de ir a la cárcel, ya que Don Exuperio, párroco de dicha parroquia, mando detenerle, más Argimiro según me contó años después, ya estaba camino de Vascongadas, para empezar a trabajar montando grúas en altura, donde según creo, paso cantidad de años trabajando en ese peligro constante, que para él no lo era, solo una forma de ganarse la vida honradamente, También me contó la mañana de niebla que salto las tapias del cementerio, para asustar al enterrador que era entonces Casio. Y vecino de él en la Calle del Parchel, y que según se comentaba entonces, algún muerto andaba por dicho Camposanto, Casio se llevó su susto, y Argimiro se lo pasaba bien con sus aventuras de joven zagalillo lasecano. No había entonces fotos de aquel momento, si no, seguro que las tendríamos muchos lasecanos, para recordar dicho momento, que algunos lo llevamos en la mente para recordarlo de vez en cuando. Ya que la Torre nunca volveremos a verla como era. D. E. P.
G X Cantalapiedra.