CUANDO SIENTES CONFUSIONES
Hay momentos en la vida que te llenas de razones, y ves tu senda afligida que quisiera soluciones. En La Castilla sedienta cuando las lluvias florecen, parece que se alimentan algunas viñas que crecen. Cuando sientes confusiones con las lluvias aflorando, quisieras saber razones de los que viven pensando. Sedientos sin ver futuro con sus campos quebrantados, el campo se vuelve duro y los viñedos secados. Siguen mirando su cielo, hoy parece delicado, muy seco sigue su suelo y el subsuelo desmayado. En La Castilla sedienta con los pozos agotados, el calor cuando revienta deja campos lastimados. Acuden las confusiones, reniegan los campos lacios, de poco vale inversiones en estos bellos espacios. Miradas al horizonte entre sueños rebuscados, los pinos hacen un monte que vemos pinos secados. La soledad de los campos, las tertulias sin amparo dicen que llegan los llantos al no ver futuro claro. Las confusiones palpitan entre muros desterrados, algunos caminos gritan con sus sueños desgarrados. Campos que gritan deprisa, repletos de sobresaltos, en las noches sientes brisa que puede salvar encantos. Las confusiones volando entre viñas deliciosas, la noche viene llegando con sus horas fabulosas. Pastores de las cañadas, decir si la lluvia es llanto, y en las tardes encantadas se puede escuchar un canto. Los lavajos se secaron sin saber de sobresaltos, y en su camino lograron no poder trazar los tratos. La sequía se despierta entre viñedos guardados, y Castilla sigue alerta con los campos anulados. El Duero no tiene culpa de ver barbechos secados, ni quiere soltar disculpa en estos tiempos contados. La lluvia pasa de largo entre negros nubarrones, y se vuelve el tiempo amargo al no comprender razones. G X Cantalapiedra.
Hay momentos en la vida que te llenas de razones, y ves tu senda afligida que quisiera soluciones. En La Castilla sedienta cuando las lluvias florecen, parece que se alimentan algunas viñas que crecen. Cuando sientes confusiones con las lluvias aflorando, quisieras saber razones de los que viven pensando. Sedientos sin ver futuro con sus campos quebrantados, el campo se vuelve duro y los viñedos secados. Siguen mirando su cielo, hoy parece delicado, muy seco sigue su suelo y el subsuelo desmayado. En La Castilla sedienta con los pozos agotados, el calor cuando revienta deja campos lastimados. Acuden las confusiones, reniegan los campos lacios, de poco vale inversiones en estos bellos espacios. Miradas al horizonte entre sueños rebuscados, los pinos hacen un monte que vemos pinos secados. La soledad de los campos, las tertulias sin amparo dicen que llegan los llantos al no ver futuro claro. Las confusiones palpitan entre muros desterrados, algunos caminos gritan con sus sueños desgarrados. Campos que gritan deprisa, repletos de sobresaltos, en las noches sientes brisa que puede salvar encantos. Las confusiones volando entre viñas deliciosas, la noche viene llegando con sus horas fabulosas. Pastores de las cañadas, decir si la lluvia es llanto, y en las tardes encantadas se puede escuchar un canto. Los lavajos se secaron sin saber de sobresaltos, y en su camino lograron no poder trazar los tratos. La sequía se despierta entre viñedos guardados, y Castilla sigue alerta con los campos anulados. El Duero no tiene culpa de ver barbechos secados, ni quiere soltar disculpa en estos tiempos contados. La lluvia pasa de largo entre negros nubarrones, y se vuelve el tiempo amargo al no comprender razones. G X Cantalapiedra.