IDOLOS PISANDO BARRO
Me contaron de pequeño y después si me explicaron, que existen los seres vivos que pudieran ser de barro, Ídolos pisando barro pudieran ser los refranes, que llevando buen calzado terminan pisando barro. Son seres que buscan alas. Por los caminos del campo, a veces llenan sus sueños de los malos espantapájaros, Ídolos de patas cortas, como burros descarriados, nunca pisaron las costas ni vieron barcos anclados. Ellos presumen de sueños y de amores encantados, y quisieran ser los dueños de lugares despiadados. Si miramos sus zapatos podemos verles los barros, en sus momentos ingratos quizá nos hablen de carros. No deben ser envidiados en sus penosas leyendas, se notan como enfadados cuando les quitan las riendas. Caciques de mediatinta, que apenas guardan silencio, ellos pasan su revista haciendo siempre desprecio. Pisando barro sin tregua van caminando orgullosos, hablan de su buena lengua en sus momentos dichosos. Hoy se les cierran las puertas cuando presumen airosos, y sus mentes poco abiertas les deje ser bochornosos. Los barros de nada valen si no tienen condiciones, las soluciones son claves que pudieran dar razones. Nada me dice el pasado ni su fiebre de avaricia, aquel tiempo es hoy borrado por desprender la malicia. Somos humanos sentidos con el corazón latiendo, sin vernos jamás vencidos lo seguimos comprendiendo. El barro de hacer adobes era un signo del obrero, hoy son otros los clamores de aquel pasado usurero. Sin ídolos ni caciques el tiempo pasa ligero, nadie quiere ver los piques del aquel tiempo trafullero. G X Cantalapiedra.
Me contaron de pequeño y después si me explicaron, que existen los seres vivos que pudieran ser de barro, Ídolos pisando barro pudieran ser los refranes, que llevando buen calzado terminan pisando barro. Son seres que buscan alas. Por los caminos del campo, a veces llenan sus sueños de los malos espantapájaros, Ídolos de patas cortas, como burros descarriados, nunca pisaron las costas ni vieron barcos anclados. Ellos presumen de sueños y de amores encantados, y quisieran ser los dueños de lugares despiadados. Si miramos sus zapatos podemos verles los barros, en sus momentos ingratos quizá nos hablen de carros. No deben ser envidiados en sus penosas leyendas, se notan como enfadados cuando les quitan las riendas. Caciques de mediatinta, que apenas guardan silencio, ellos pasan su revista haciendo siempre desprecio. Pisando barro sin tregua van caminando orgullosos, hablan de su buena lengua en sus momentos dichosos. Hoy se les cierran las puertas cuando presumen airosos, y sus mentes poco abiertas les deje ser bochornosos. Los barros de nada valen si no tienen condiciones, las soluciones son claves que pudieran dar razones. Nada me dice el pasado ni su fiebre de avaricia, aquel tiempo es hoy borrado por desprender la malicia. Somos humanos sentidos con el corazón latiendo, sin vernos jamás vencidos lo seguimos comprendiendo. El barro de hacer adobes era un signo del obrero, hoy son otros los clamores de aquel pasado usurero. Sin ídolos ni caciques el tiempo pasa ligero, nadie quiere ver los piques del aquel tiempo trafullero. G X Cantalapiedra.