SINTIENDO LAS HORAS FRÍAS
Aquel hombre solitario
sintiendo las horas frías,
vio su vida ese calvario
donde se pasan los días.
En su casa tembloroso
se pasaba todo el día,
ni un momento vanidoso
con un rayo de alegría.
Un espejo fue testigo
de sus muchas conclusiones,
no le quedaba un amigo
hablándole de razones.
Las noches siempre tapado,
que el frío da sensaciones,
él al sentirse acabado
lanzaba sus maldiciones.
Contando cada mañana
las sombras de su agonía,
era su vida tan vana
que anulaba compañía.
Una noche la guadaña
le visito sin pereza,
al ver que era cosa extraña
la lanzaba su torpeza.
Una guadaña marchosa
que repitió su viaje,
sin verse nunca dichosa
le habló de no sé qué traje.
El silencio de su casa
hizo sentir cierta clave,
la muerte viene y traspasa
para que cambien de llave.
El cementerio esperando
aquel hombre solitario,
que el frío le fue dejando
recuerdos de su salario.
G X Cantalapiedra.
Aquel hombre solitario
sintiendo las horas frías,
vio su vida ese calvario
donde se pasan los días.
En su casa tembloroso
se pasaba todo el día,
ni un momento vanidoso
con un rayo de alegría.
Un espejo fue testigo
de sus muchas conclusiones,
no le quedaba un amigo
hablándole de razones.
Las noches siempre tapado,
que el frío da sensaciones,
él al sentirse acabado
lanzaba sus maldiciones.
Contando cada mañana
las sombras de su agonía,
era su vida tan vana
que anulaba compañía.
Una noche la guadaña
le visito sin pereza,
al ver que era cosa extraña
la lanzaba su torpeza.
Una guadaña marchosa
que repitió su viaje,
sin verse nunca dichosa
le habló de no sé qué traje.
El silencio de su casa
hizo sentir cierta clave,
la muerte viene y traspasa
para que cambien de llave.
El cementerio esperando
aquel hombre solitario,
que el frío le fue dejando
recuerdos de su salario.
G X Cantalapiedra.