PASANDO POR SU PASADO, EN TIERRAS DE MEDINA
Aquel hombre estaba pasando por su pasado negro, pidiendo limosna de casa en casa, más no le daba nada nadie, y pensó aquel hombre mendigo en los años de 1955, como es posible que no reciba limosna de estas gentes que dicen ser muy humanas, si yo en este pueblo nunca hice nada que se pudiera comentar, Pero allí no hizo nada malo como su conciencia decía, pero en otros lugares de allí cerca si lo hizo, no respetando la vida de los seres humanos. En aquel pueblo castellano se había corrido la voz que este hombre mendigo había sido muy malo, y cuando en algunas puertas pedía limosna, le contestaban, Dios le ampare como amparo a otros. El hombre aquel salió de ese pueblo encolerizado, aunque sabía de sobra el porqué de aquellos desprecios tan raros, nadie le dirigió la palabra, y cuando pidió de beber agua, le mandaron a una de las tres fuentes del pueblo, Aquel hombre con sus alforjas al hombro, intento buscar algún amigo de sus malas hazañas, ni eso consiguió, nadie quería que le vieran hablando con él, ya que en aquel pueblo se tuvieron que marchar de allí personas no gratas, que se destacaron por sus malas acciones, Aquel hombre maldecía haber sido un criminal, y verse ahora pagando su pasado de terror y muerte, su boca soltaba espuma, y sus gruñidos por la carretera que usaba para volver a su ciudad no muy lejana, tan solo 11, kilómetros, le hacían sentirse un desgraciado a tope, le parecía a él que hasta los niños se apartaban de su camino, y los perros de los pastores le ladraban desde la lejanía, era un condenado a pagar parte de su pasado, y él sabía de sobra, que nadie tiene derecho a quitar la vida a nadie, y aunque nunca ningún juez le juzgo, a los pocos días de aquel viaje para mendigar le fue tan horrible, que cayendo enfermo en su cama de colchón de hojas de maíz, le pedía a su dios, que le perdonara tanto daño como había hecho, y que ya nunca podría volver a ser persona normal. Su fallecimiento debió de ser terrible, sin medios económicos, ni ninguna ayuda de los compañeros de el de fechorías y asesinatos, sus recuerdos le aparecían en su delirio de muerte, y tan solo pedía agua de vez en cuando, diciendo a su familia. Cerrar la puerta que vienen a por mí, para hacer lo mismo que hice yo con otros. El drama era fenomenal, hubo gente que se ha alegraba, al ver que la justicia del cielo a veces se cumple. sobre la tierra, no se preciso juez ni jurado, les condeno su propio pasado. G X Cantalapiedra. 21 - 1 – 2023.
Aquel hombre estaba pasando por su pasado negro, pidiendo limosna de casa en casa, más no le daba nada nadie, y pensó aquel hombre mendigo en los años de 1955, como es posible que no reciba limosna de estas gentes que dicen ser muy humanas, si yo en este pueblo nunca hice nada que se pudiera comentar, Pero allí no hizo nada malo como su conciencia decía, pero en otros lugares de allí cerca si lo hizo, no respetando la vida de los seres humanos. En aquel pueblo castellano se había corrido la voz que este hombre mendigo había sido muy malo, y cuando en algunas puertas pedía limosna, le contestaban, Dios le ampare como amparo a otros. El hombre aquel salió de ese pueblo encolerizado, aunque sabía de sobra el porqué de aquellos desprecios tan raros, nadie le dirigió la palabra, y cuando pidió de beber agua, le mandaron a una de las tres fuentes del pueblo, Aquel hombre con sus alforjas al hombro, intento buscar algún amigo de sus malas hazañas, ni eso consiguió, nadie quería que le vieran hablando con él, ya que en aquel pueblo se tuvieron que marchar de allí personas no gratas, que se destacaron por sus malas acciones, Aquel hombre maldecía haber sido un criminal, y verse ahora pagando su pasado de terror y muerte, su boca soltaba espuma, y sus gruñidos por la carretera que usaba para volver a su ciudad no muy lejana, tan solo 11, kilómetros, le hacían sentirse un desgraciado a tope, le parecía a él que hasta los niños se apartaban de su camino, y los perros de los pastores le ladraban desde la lejanía, era un condenado a pagar parte de su pasado, y él sabía de sobra, que nadie tiene derecho a quitar la vida a nadie, y aunque nunca ningún juez le juzgo, a los pocos días de aquel viaje para mendigar le fue tan horrible, que cayendo enfermo en su cama de colchón de hojas de maíz, le pedía a su dios, que le perdonara tanto daño como había hecho, y que ya nunca podría volver a ser persona normal. Su fallecimiento debió de ser terrible, sin medios económicos, ni ninguna ayuda de los compañeros de el de fechorías y asesinatos, sus recuerdos le aparecían en su delirio de muerte, y tan solo pedía agua de vez en cuando, diciendo a su familia. Cerrar la puerta que vienen a por mí, para hacer lo mismo que hice yo con otros. El drama era fenomenal, hubo gente que se ha alegraba, al ver que la justicia del cielo a veces se cumple. sobre la tierra, no se preciso juez ni jurado, les condeno su propio pasado. G X Cantalapiedra. 21 - 1 – 2023.