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LA SECA: UN DÍA CERRO SU PUERTA...

UN DÍA CERRO SU PUERTA
Era un día de diciembre cuando cerraba su puerta, era un sentimiento breve de los que ponen alerta. En sus pisadas notabas que se marchaba sin meta, más nunca supimos nada de su vida tan inquieta. Se marchó sin decir donde, como una persona muerta, quizá en los años se esconde mientras cerraba su puerta. Aquella casa de adobes con ventanas de madera, aquella casa de un pobre que no precisó escalera, se fue hundiendo poco a poco, nadie del nada supiera, y comentan falsedades que son cosas de esa tierra. Aquel hombre solitario caminante sin aceras, en su caminar diario no soñaba primaveras. Su calle fue marginada, con las tremendas goteras, aquella gente emigrada no le importaba bandera. Se marchó sin dar lecciones, quizá la muerte le espera, más nadie supo razones de lo que llevo a su vera. Alguien comentó con risas, otro que se desespera, y no quiere sufrir las brisas soñando con primavera. Los vecinos se marchaban y algunos dejaban penas, pero todos contemplaban algunas viejas cadenas. Era una calle de obreros, con las ventanas bien puestas, emigrantes por dineros llevando la casa acuestas. Muchas casas con desprecio se notaban medio hundidas, calles que fueron mezcladas con las tristes despedidas. Mi memoria que no falla no quiere sentir heridas, cuando la miseria estalla hasta ves casas hundidas. No quiero mentar desgracias, no quiero penas seguidas, existen las casas lacias con personas distinguidas. Cuantos nombres, cuantas fechas, cuantas lagrimas vertidas, hay consecuencias derechas que parecen prohibidas. El nombre de algunas calles parece que son perdidas, no vale mentar detalles en las tardes deprimidas. El pasado quedó muerto, nadie mentarle adivina, en algún momento incierto quieres mirar la colina. No queda silencio oculto, si la tarde viene encima, a veces ves el disgusto de ver triste aquella cima.
G X Cantalapiedra.