AQUELLAS NOCHES DE LLUVIA
No dejaba de llover desde las diez de la noche, era un otoño de lluvias con muchísimos derroches, Bajaba el agua con prisa por La Huerta de La Alegre, y todas las calles llenas de agua con su corriente, fuimos a ver esas calles de soportales preciosos, y notamos que la lluvia tuvo su paso armonioso, Muchas horas que lloviendo La Seca bien resistía, quizá fueron muchos días que la lluvia se sentía. Los campos medio inundados, con sus surcos todos llenos del agua que allí caía, Los caminos desmadrados eran charcos todos días. Han pasado muchos años más de sesenta seguro, Las bodegas se inundaron sin hablar de profecías, Los motores no pararon de sacar agua en el día, La Calle del Cristo fue un río con su penosa agonía, Conociendo los Lavajos todos llenos de agua limpia, Hasta La Poza Los Lobos dicen que bien presumía, Hubo fuentes que manaron en laderas sorprendidas, y los viñedos flotaron entre lluvias atrevidas, La Seca no estaba seca, pero despacio se hundía, las bodegas lo reflejan lo que fueron muchos días. Hubo voces discordantes, otros callaban y huían, Los campos fueron brillantes las humedades fluían, Goteras en muchas casas, aunque si lo resistían, Dicen que quedó constancia de los daños que sufrían, Fueron años con otoños llenos de melancolía, algunos recuerdos quedan reflejando su agonía. En La Castilla sedienta no es normal tanta apatía, aquellas noches de lluvia eran para todo el día. Ahora que falta la lluvia, en este otoño templado, no se de donde surgía aquella lluvia dañando. Hay quien se olvida de todo, otros mejor no contarlo, el agua tuvo su modo para poder ocultarlo. G X Cantalapiedra.
No dejaba de llover desde las diez de la noche, era un otoño de lluvias con muchísimos derroches, Bajaba el agua con prisa por La Huerta de La Alegre, y todas las calles llenas de agua con su corriente, fuimos a ver esas calles de soportales preciosos, y notamos que la lluvia tuvo su paso armonioso, Muchas horas que lloviendo La Seca bien resistía, quizá fueron muchos días que la lluvia se sentía. Los campos medio inundados, con sus surcos todos llenos del agua que allí caía, Los caminos desmadrados eran charcos todos días. Han pasado muchos años más de sesenta seguro, Las bodegas se inundaron sin hablar de profecías, Los motores no pararon de sacar agua en el día, La Calle del Cristo fue un río con su penosa agonía, Conociendo los Lavajos todos llenos de agua limpia, Hasta La Poza Los Lobos dicen que bien presumía, Hubo fuentes que manaron en laderas sorprendidas, y los viñedos flotaron entre lluvias atrevidas, La Seca no estaba seca, pero despacio se hundía, las bodegas lo reflejan lo que fueron muchos días. Hubo voces discordantes, otros callaban y huían, Los campos fueron brillantes las humedades fluían, Goteras en muchas casas, aunque si lo resistían, Dicen que quedó constancia de los daños que sufrían, Fueron años con otoños llenos de melancolía, algunos recuerdos quedan reflejando su agonía. En La Castilla sedienta no es normal tanta apatía, aquellas noches de lluvia eran para todo el día. Ahora que falta la lluvia, en este otoño templado, no se de donde surgía aquella lluvia dañando. Hay quien se olvida de todo, otros mejor no contarlo, el agua tuvo su modo para poder ocultarlo. G X Cantalapiedra.