CUANDO EN LA SECA TODO ERAN VIÑEDOS.
Fueron años de viñedos, con producciones verdejas, hubo gente con sus credos que vieron las viñas viejas. Los majuelos Lasecanos todos cargados de historia, donde se usaban las manos y se soñaba con gloria. Año de mil setecientos las labranzas son memoria, los majuelos muy sedientos hicieron vinos de historia, Sacadores de los vinos con los pellejos a cuestas, Las bodegas fueron signos de celebrar muchas fiestas. Muchas hectáreas de viñas, que allí fueron aranzadas, entre pinares con piñas las viñas fueron cuidadas. Bodegas que tienen huellas de sus siglos placenteros, en aquellas noches bellas se usaba bien los braseros. Porrones y ciertas botas corrían por los majuelos, hasta las mulas que trotan pisaron Varrastrajuelo. Dicen que fueron vacceos los que plantaron las viñas, aunque fueron los obreros sin tener nunca sus riñas. Todo el valle sigue hueco con sus bodegas sin uso, aquel tiempo tiene el eco de no beber con abuso. Vinos con los quince grados que te entonaban la tarde, dicen que fueron regalos que no parecen en balde. En los días invernales se podaban los majuelos, con sus hachas naturales y sus tijeras de vuelos. Los sarmientos calentaban casi todos los hogares, las viñas siempre dejaron garrafones en portales. En las bodegas las cubas, con un cariño constante, pellejos llenos de vino allí por los soportales, Carros cargados de vino, para Asturias al instante, cada pellejo al destino para hacer gente arrogante. Fueron siglos de cultura con el verdejo delante, para borrar amargura y cambiar al buen talante. La Seca marcó cañadas, con sus majuelos de amantes, que algunos llaman obradas en los tiempos más distantes. Y dicen que por La Perdiz estaban muchos viñedos, en aquel tiempo fue feliz el labrador con enredos. G X Cantalapiedra.
Fueron años de viñedos, con producciones verdejas, hubo gente con sus credos que vieron las viñas viejas. Los majuelos Lasecanos todos cargados de historia, donde se usaban las manos y se soñaba con gloria. Año de mil setecientos las labranzas son memoria, los majuelos muy sedientos hicieron vinos de historia, Sacadores de los vinos con los pellejos a cuestas, Las bodegas fueron signos de celebrar muchas fiestas. Muchas hectáreas de viñas, que allí fueron aranzadas, entre pinares con piñas las viñas fueron cuidadas. Bodegas que tienen huellas de sus siglos placenteros, en aquellas noches bellas se usaba bien los braseros. Porrones y ciertas botas corrían por los majuelos, hasta las mulas que trotan pisaron Varrastrajuelo. Dicen que fueron vacceos los que plantaron las viñas, aunque fueron los obreros sin tener nunca sus riñas. Todo el valle sigue hueco con sus bodegas sin uso, aquel tiempo tiene el eco de no beber con abuso. Vinos con los quince grados que te entonaban la tarde, dicen que fueron regalos que no parecen en balde. En los días invernales se podaban los majuelos, con sus hachas naturales y sus tijeras de vuelos. Los sarmientos calentaban casi todos los hogares, las viñas siempre dejaron garrafones en portales. En las bodegas las cubas, con un cariño constante, pellejos llenos de vino allí por los soportales, Carros cargados de vino, para Asturias al instante, cada pellejo al destino para hacer gente arrogante. Fueron siglos de cultura con el verdejo delante, para borrar amargura y cambiar al buen talante. La Seca marcó cañadas, con sus majuelos de amantes, que algunos llaman obradas en los tiempos más distantes. Y dicen que por La Perdiz estaban muchos viñedos, en aquel tiempo fue feliz el labrador con enredos. G X Cantalapiedra.