NIÑOS QUE FUERON ZAGALES
Eran años de pobreza con cantidad de ilusiones, nadie comenta torpeza en las tristes ocasiones, Les sacaban de la escuela para ganar un mal sueldo, el tiempo pasa que vuela cada cual tuvo su enredo. Niños que se hicieron hombres, duros como el buen acero, hoy recuerdo algunos nombres que bajaban hasta el Duero. Un burro de compañía a la vez de algunos perros, supieron de la alegría de rebaños por los cerros. Cuando niños de mi infancia ordeñando con salero, sus cantaras de elegancia iban a ver los queseros. Por los caminos trotando, caminando por rastrojos, fueron niños trabajando que les temblaban los ojos. Zagalillos que en sus casas eran fuente de dinero, cuando las deudas arrasan el niño crece de obrero. Cuantos asnos con zagales pasaron por esta Villa, que fueron hombres normales entre la gente sencilla. Lasecanos del silencio, con los campos a costillas, cada cual cobro su precio que no fueron maravillas. Corrales con sus teleras, con barbechos abonados, zagales siempre derechos en caminos complicados. Abandonaron la escuela, con el sudor a su lado, aquel tiempo no consuela a niños desheredados. Quiero guardar su memoria, de chavalillos valientes, y reclamar hoy su historia que las conozcan las gentes. Zagales de las llanuras de estas tierras castellanas, donde brillaron diabluras en las más frías mañanas. Los zagales trabajando todos los días del año, su vida se fue pasando sin notar si existe daño. Mi admiración va con ellos al recodar sus andadas, fueron los tiempos aquellos caminos de encrucijadas, El cordero va balando y el zagalillo le coge, por su hombro va pasando la vida que no se encoge. Zagales de mi Castilla con los ojos de testigos, fueron gente muy sencilla que nunca quiso castigos. G X Cantalapiedra.
Eran años de pobreza con cantidad de ilusiones, nadie comenta torpeza en las tristes ocasiones, Les sacaban de la escuela para ganar un mal sueldo, el tiempo pasa que vuela cada cual tuvo su enredo. Niños que se hicieron hombres, duros como el buen acero, hoy recuerdo algunos nombres que bajaban hasta el Duero. Un burro de compañía a la vez de algunos perros, supieron de la alegría de rebaños por los cerros. Cuando niños de mi infancia ordeñando con salero, sus cantaras de elegancia iban a ver los queseros. Por los caminos trotando, caminando por rastrojos, fueron niños trabajando que les temblaban los ojos. Zagalillos que en sus casas eran fuente de dinero, cuando las deudas arrasan el niño crece de obrero. Cuantos asnos con zagales pasaron por esta Villa, que fueron hombres normales entre la gente sencilla. Lasecanos del silencio, con los campos a costillas, cada cual cobro su precio que no fueron maravillas. Corrales con sus teleras, con barbechos abonados, zagales siempre derechos en caminos complicados. Abandonaron la escuela, con el sudor a su lado, aquel tiempo no consuela a niños desheredados. Quiero guardar su memoria, de chavalillos valientes, y reclamar hoy su historia que las conozcan las gentes. Zagales de las llanuras de estas tierras castellanas, donde brillaron diabluras en las más frías mañanas. Los zagales trabajando todos los días del año, su vida se fue pasando sin notar si existe daño. Mi admiración va con ellos al recodar sus andadas, fueron los tiempos aquellos caminos de encrucijadas, El cordero va balando y el zagalillo le coge, por su hombro va pasando la vida que no se encoge. Zagales de mi Castilla con los ojos de testigos, fueron gente muy sencilla que nunca quiso castigos. G X Cantalapiedra.