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LA SECA: CUANDO FALTABA LA COMIDA...

CUANDO FALTABA LA COMIDA
Eran tiempos de posguerra, el hambre hacia mella en algunas personas, y los tiempos eran difíciles. Aquel hombre con su familia, intentaba salir adelante, pero era muy difícil la situación, y aunque pidió ayuda a algunas personas, no le dieron nada, toda la clase obrera, era de una situación parecida. En la despensa de aquella casa alquilada por muy poco dinero, no quedaban ni migas de pan, aquella familia dejada de la mano de dios, por no tener ni tenía un asno, para poder ir a trabajar, y aunque faltaban muy pocos días para iniciar la vendimia, el matrimonio, se lanzó a la aventura, llegando hasta la estación de Pozaldez, donde un empleado de la Renfe les indico, este tren que va a salir camino de Valladolid, es un mercancías, pero lleva un vagón de viajeros a reparar a los talleres de la capital. Si suben sin ser vistos, seguro que llegan a Valladolid, sin pagar nada, ya que me han dicho que no tienen ningún dinero. El matrimonio sin poder desayunar ni comer nada, subieron a dicho vagón, donde aquel tren de mercancías, tardo más de una hora en llegar a Valladolid, donde enseguida se bajaron sin ser vistos, en la capital mendigaron, y consiguieron poder comprar algún alimento, y de nuevo en la estación de Valladolid, lograron subir a un vagón de mercancías, que salía camino de Asturias. Tardaron en llegar varios días, sin poder casi ni probar bocado, y en Oviedo, tuvieron la valentía de salir a caminar, para buscar algún trabajo, para poder comer, y encontrar un cacho de cueva donde refugiarse de noche. Fueron tiempos muy difíciles, pero tuvieron la suerte de que alguien les echara una mano, para poder salir adelante. Durante bastante tiempo no pudieron ni escribir a su familia, hasta que levantaron un poco su economía, y empezaron a ser personas inmigrantes con algún derecho, para seguir su vida de trabajadores, con el solo propósito, de sacar a sus dos hijos adelante, para que pudieran ser algo de provecho en su vida. tenían gravado en su mente, aquella casa con el suelo de tierra, colchones de hojas de maíz, sin sobrado, con una chimenea ruinosa llena de hollín, una mesa de cocina, de madera pesada y sin mucha estabilidad, las mantas roídas y viejas que dejaron allí abandonadas. Todos los signos de pobreza, que en aquellos años se sufrían, en las casas de los jornaleros que no tenían empleo ni paro, ni una familia un poco situada, era normal, que muchos seres humanos, no hayan querido volver a sus raíces, ni saber nada de sus antepasados, tan solo tienen una fecha marcada en su cerebro, la mañana que salieron de su pueblo sin desayunar, y pudieron comer unas uvas por el camino de la estación de ferrocarril, y sus hijos pidiendo unas sopas de ajo, sin poderlas hacer ni tener medios suficientes. Gracias a la vida que pueden contarlo, en la despedida hubo un trago amargo,
lejos de su tierra comenzó otra vida, en el tiempo largo buscando salida, nunca fue un fracaso. G X Cantalapiedra.