SE MARCHAN LOS AMIGOS DE SIEMPRE
Esta pandemia se agita entre momentos inciertos, parece que al cielo grita cuando se lleva los muertos.
Ciertas tardes de lamentos vas caminando sin prisa, temiendo los sufrimientos mientras sufres ver la brisa.
Son tardes de malos vientos, con sus horas delicadas, donde afloran los lamentos con preguntas implicadas.
Azotan vientos del norte con la pandemia marcada, este virus es resorte de ver su triste emboscada.
El mañana nos embarca en caminos polvorientos, y vemos temblar la barca en sus penosos momentos.
En La Castilla Sedienta, entre viñedos famosos, la esperanza se revienta entre gritos horrorosos.
Estos días invernales con la pandemia creciendo, nunca podrán ser normales si no dejan padeciendo.
Se han ido ciertos amigos luchando con la pandemia, que recibieron castigos aumentando la tragedia.
Estos tiempos penitentes que no saben de clemencia, les vemos impertinentes sin saber que es indulgencia.
Se van pasando los meses sin olvidar la epidemia, vamos viendo los reveses que nos deja esta tragedia.
Nombres que siguen marcados, por esta dura pandemia, en estos tiempos dañados de nada sirve comedia.
Cuando miras el entorno de tus tiempos juveniles, temes sentir el contorno de esas fiebres tan febriles.
La pandemia no se marcha y sigue dejando daños, al que le mira le engancha sin impórtale los años.
Sin respetar las edades los virus siguen corriendo, no quieren oír soledades tan solo siguen fingiendo.
Cada día van triunfando por los caminos del mundo, a su paso van dejando mucho sufrimiento absurdo.
G X Cantalapiedra.
Esta pandemia se agita entre momentos inciertos, parece que al cielo grita cuando se lleva los muertos.
Ciertas tardes de lamentos vas caminando sin prisa, temiendo los sufrimientos mientras sufres ver la brisa.
Son tardes de malos vientos, con sus horas delicadas, donde afloran los lamentos con preguntas implicadas.
Azotan vientos del norte con la pandemia marcada, este virus es resorte de ver su triste emboscada.
El mañana nos embarca en caminos polvorientos, y vemos temblar la barca en sus penosos momentos.
En La Castilla Sedienta, entre viñedos famosos, la esperanza se revienta entre gritos horrorosos.
Estos días invernales con la pandemia creciendo, nunca podrán ser normales si no dejan padeciendo.
Se han ido ciertos amigos luchando con la pandemia, que recibieron castigos aumentando la tragedia.
Estos tiempos penitentes que no saben de clemencia, les vemos impertinentes sin saber que es indulgencia.
Se van pasando los meses sin olvidar la epidemia, vamos viendo los reveses que nos deja esta tragedia.
Nombres que siguen marcados, por esta dura pandemia, en estos tiempos dañados de nada sirve comedia.
Cuando miras el entorno de tus tiempos juveniles, temes sentir el contorno de esas fiebres tan febriles.
La pandemia no se marcha y sigue dejando daños, al que le mira le engancha sin impórtale los años.
Sin respetar las edades los virus siguen corriendo, no quieren oír soledades tan solo siguen fingiendo.
Cada día van triunfando por los caminos del mundo, a su paso van dejando mucho sufrimiento absurdo.
G X Cantalapiedra.