RECORDANDO AQUELLAS CENAS DE NOCHE BUENA.
Con la cocina marcando la cena de Noche Buena la familia iba pensando en pasar la noche plena.
Un cardo de aquellas huertas con su moje de ajoarriero, eran las horas inquietas de aquel pollo tomatero.
Sopa de almendra preciosa con su sabor de canela, las castañas deliciosas hicieron del tiempo escuela.
Turrones blandos y duros para seguir celebrando aquellos tiempos oscuros que hoy les vamos recordando.
Vino del 61, por ser socio regalado, aquel momento oportuno, dejo mi tiempo marcado.
Ponche llamado casero, que te marcaba alegría, algún villancico austero que nos dejaba armonía.
Unas nueces y avellanas era regalo divino, que vimos ciertas mañanas en aquel sufrido signo.
Sin pensar en las pandemias ni en aquellos grises días, supimos vivir comedias sin gritar las fantasías.
Son recuerdos que se guardan, son la luz de la armonía, muchas reflexiones cuadran para vivir simpatía.
En La Castilla Profunda donde fue dura la vida, el recuerdo siempre abunda sin ver jamás una herida.
Sin vernos privilegiados supimos de fantasía, fuimos niños deseados que rompimos la apatía.
La Seca como mi tierra, donde vi la luz del día, mucho cariño se encierra si sueñas con melodía.
Fechas que llevo guardadas, sombras por siempre queridas, muchas preciosas jornadas que no fueron deprimidas.
La memoria que no falle, aunque se acabe la vida, es bonito aquel detalle de ser tu senda elegida. G X Cantalapiedra. 23 - 12 – 2021.
Con la cocina marcando la cena de Noche Buena la familia iba pensando en pasar la noche plena.
Un cardo de aquellas huertas con su moje de ajoarriero, eran las horas inquietas de aquel pollo tomatero.
Sopa de almendra preciosa con su sabor de canela, las castañas deliciosas hicieron del tiempo escuela.
Turrones blandos y duros para seguir celebrando aquellos tiempos oscuros que hoy les vamos recordando.
Vino del 61, por ser socio regalado, aquel momento oportuno, dejo mi tiempo marcado.
Ponche llamado casero, que te marcaba alegría, algún villancico austero que nos dejaba armonía.
Unas nueces y avellanas era regalo divino, que vimos ciertas mañanas en aquel sufrido signo.
Sin pensar en las pandemias ni en aquellos grises días, supimos vivir comedias sin gritar las fantasías.
Son recuerdos que se guardan, son la luz de la armonía, muchas reflexiones cuadran para vivir simpatía.
En La Castilla Profunda donde fue dura la vida, el recuerdo siempre abunda sin ver jamás una herida.
Sin vernos privilegiados supimos de fantasía, fuimos niños deseados que rompimos la apatía.
La Seca como mi tierra, donde vi la luz del día, mucho cariño se encierra si sueñas con melodía.
Fechas que llevo guardadas, sombras por siempre queridas, muchas preciosas jornadas que no fueron deprimidas.
La memoria que no falle, aunque se acabe la vida, es bonito aquel detalle de ser tu senda elegida. G X Cantalapiedra. 23 - 12 – 2021.