ME HABLARON DEL SIGLO XX, Y SU PANDEMIA
Fueron años de penumbras entre las gentes pequeñas, las muertes que fueron muchas dejaron penas eternas.
En La Seca la “Esquililla” día a día iba tocando, las gentes fueron dudando de que se fuera acabando.
El año 1918, dejó sus huellas profundas, algunos fueron pensando en las muertes tan absurdas.
Niños de cortas edades, todos días falleciendo, la epidemia fue marcando hasta en muchos animales.
Mis abuelos me contaron las tristezas del momento, nadie supo poner vendas a los muchos sufrimientos.
Una pandemia maldita, sin vacuna ni hospitales, alguna conciencia grita al ver los casos fatales.
Las verdades floreciendo, con los muertos naturales, los virus fueron fluyendo con sus tiempos anormales.
Hubo tiempo de penumbras, hubo pasajes fatales, cuando los muertos se alumbran las penas no son normales.
Ya no nos quedan vecinos que cuenten calamidades, han sido penosos signos las duras realidades.
103, años pasaron, que tiempos tan anormales, la pandemia fue ofreciendo muchas bajas personales.
Ahora tenemos pandemia que arrastra las soledades, y esta maldita epidemia si que nos marcan sus males.
Seguimos mirando al cielo, notamos muchos desmanes, queremos hallar consuelo con la paz en los hogares.
Mañana saldrá la Luna queriendo brillar sin males, más es dudosa fortuna al no alumbrar los portales.
Queremos ser gentes libres, sin respetar ciertos males, muchas personas escriben estos duros temporales.
La Madre Naturaleza viene dejando sus daños, con toda su fortaleza sin importarle los años.
La vida sigue su curso con sus enfermos mortales, y no queda otro recurso que cuidar los animales.
Otras plagas ya existieron, ya nos dejaron verdades, hoy tan solo nos dijeron que sobran calamidades.
La vida sigue marchando entre sus ritmos normales, y nos vamos contagiando viendo los virus mortales. G X Cantalapiedra.
Fueron años de penumbras entre las gentes pequeñas, las muertes que fueron muchas dejaron penas eternas.
En La Seca la “Esquililla” día a día iba tocando, las gentes fueron dudando de que se fuera acabando.
El año 1918, dejó sus huellas profundas, algunos fueron pensando en las muertes tan absurdas.
Niños de cortas edades, todos días falleciendo, la epidemia fue marcando hasta en muchos animales.
Mis abuelos me contaron las tristezas del momento, nadie supo poner vendas a los muchos sufrimientos.
Una pandemia maldita, sin vacuna ni hospitales, alguna conciencia grita al ver los casos fatales.
Las verdades floreciendo, con los muertos naturales, los virus fueron fluyendo con sus tiempos anormales.
Hubo tiempo de penumbras, hubo pasajes fatales, cuando los muertos se alumbran las penas no son normales.
Ya no nos quedan vecinos que cuenten calamidades, han sido penosos signos las duras realidades.
103, años pasaron, que tiempos tan anormales, la pandemia fue ofreciendo muchas bajas personales.
Ahora tenemos pandemia que arrastra las soledades, y esta maldita epidemia si que nos marcan sus males.
Seguimos mirando al cielo, notamos muchos desmanes, queremos hallar consuelo con la paz en los hogares.
Mañana saldrá la Luna queriendo brillar sin males, más es dudosa fortuna al no alumbrar los portales.
Queremos ser gentes libres, sin respetar ciertos males, muchas personas escriben estos duros temporales.
La Madre Naturaleza viene dejando sus daños, con toda su fortaleza sin importarle los años.
La vida sigue su curso con sus enfermos mortales, y no queda otro recurso que cuidar los animales.
Otras plagas ya existieron, ya nos dejaron verdades, hoy tan solo nos dijeron que sobran calamidades.
La vida sigue marchando entre sus ritmos normales, y nos vamos contagiando viendo los virus mortales. G X Cantalapiedra.