CUANDO LLEGABAN LAS NAVIDADES
Aquellos años cincuenta, con las ilusiones vivas, hoy les tenemos en cuenta con frases que te motivan.
Vacaciones del colegio casi siempre con heladas, eran tiempos con aprecio y con marchas encantadas.
Para cantar villancicos nos llevaban a la Iglesia, los niños dábamos brincos en mañana con inercia.
Las eras eran testigos de sufridas galopadas, el trabajo con castigos para aliviar las jornadas.
Tardes llenas de locuras, por el camino Las Brujas, eran tiempos de diabluras donde las mentes se estrujan.
Hogueras con hierbas secas, leña de ciertos sarmientos, tocamos siempre las teclas de vivir buscando inventos.
Sin exigir ni un juguete, ha toreando a los burros, el miedo cuando se mete se cometen los barullos.
Pisando los bodegones que parecían hundidos, impusimos las razones del niño que es retorcido.
El día siete de enero fuimos gritando a la escuela, esperando de qué enero fuera un tiempo que se vuela.
Vacaciones juveniles que derrochaban paciencia, los niños más infantiles debieron tener clemencia.
En la esquina de mi calle eran todas esas citas, sin olvidar el detalle de los niños cuando gritan.
Hoy que pasaron los años, y vivimos otras ciencias, pensamos en los peldaños de las buenas indulgencias.
Años que dejaron huellas entre juveniles juegos, que mirando a las estrellas no precisamos de pliegos.
Locas tardes con amigos, haciendo pasos gamberros, no recibimos castigos aunque ladraron los perros.
Fuimos corriendo las calles sin saber lo que es el miedo, y sufrimos los detalles de algún cura con su credo.
Gritos en las navidades algunos se despidieron, dejando detrás verdades que en el pueblo se aprendieron.
Tiempo de las navidades, quien no tiene esos recuerdos, se contaban falsedades en los más serios momentos.
Hoy que los años pasaron, solo quedan los recuerdos, en La Seca se quedaron aquellos tiempos tan cuerdos. G X Cantalapiedra.
Aquellos años cincuenta, con las ilusiones vivas, hoy les tenemos en cuenta con frases que te motivan.
Vacaciones del colegio casi siempre con heladas, eran tiempos con aprecio y con marchas encantadas.
Para cantar villancicos nos llevaban a la Iglesia, los niños dábamos brincos en mañana con inercia.
Las eras eran testigos de sufridas galopadas, el trabajo con castigos para aliviar las jornadas.
Tardes llenas de locuras, por el camino Las Brujas, eran tiempos de diabluras donde las mentes se estrujan.
Hogueras con hierbas secas, leña de ciertos sarmientos, tocamos siempre las teclas de vivir buscando inventos.
Sin exigir ni un juguete, ha toreando a los burros, el miedo cuando se mete se cometen los barullos.
Pisando los bodegones que parecían hundidos, impusimos las razones del niño que es retorcido.
El día siete de enero fuimos gritando a la escuela, esperando de qué enero fuera un tiempo que se vuela.
Vacaciones juveniles que derrochaban paciencia, los niños más infantiles debieron tener clemencia.
En la esquina de mi calle eran todas esas citas, sin olvidar el detalle de los niños cuando gritan.
Hoy que pasaron los años, y vivimos otras ciencias, pensamos en los peldaños de las buenas indulgencias.
Años que dejaron huellas entre juveniles juegos, que mirando a las estrellas no precisamos de pliegos.
Locas tardes con amigos, haciendo pasos gamberros, no recibimos castigos aunque ladraron los perros.
Fuimos corriendo las calles sin saber lo que es el miedo, y sufrimos los detalles de algún cura con su credo.
Gritos en las navidades algunos se despidieron, dejando detrás verdades que en el pueblo se aprendieron.
Tiempo de las navidades, quien no tiene esos recuerdos, se contaban falsedades en los más serios momentos.
Hoy que los años pasaron, solo quedan los recuerdos, en La Seca se quedaron aquellos tiempos tan cuerdos. G X Cantalapiedra.