LEJOS DE SU TIERRA SE MORIA,
En sus ojos se notaba que la muerte le seguía, su mente se despertaba de tan penosa agonía.
Eran tiempos delicados para cambiar ciertos rumbos, eran sueños trastocados en los caminos absurdos.
Hospitales de silencios, tanatorios de penumbras, no sirven momentos necios donde las penas deslumbran.
Las noches son los reflejos de las largas agonías, todo nos parece lejos entre sufridas porfías.
Hombres que siguen pensando en sus largas mejorías, que a veces se van quedando en aguantar ciertos días.
En las horas terminales cuando se acortan los días, ves palabras anormales que nunca dan alegrías.
Aquel hombre castellano que temiendo su agonía, a sus hijos como humano les dijo que se moría.
Eran duros los momentos, sin rasgarse vestiduras, aguantando sufrimientos no quiso vivir a oscuras.
Preguntando por su tierra, sin esperar fantasía, aborreciendo la guerra y su falsa hipocresía.
Comentando las desgracias por donde marchó su vida, sin soltar palabras lacias la muerte le comprendía.
El silencio de la noche, no puede salvar la vida, la salud nos pone el broche en la tarde más sentida.
Cuando la muerte te espera con su guadaña tendida, no sirve la primavera para salvarte la vida.
Tu tierra sigue perdida entre grises nubarrones, la mente la ve escondida y no entiende de razones.
Hospitales al completo, con la pandemia reinando, nadie puede poner veto si la muerte va esperando.
Los ecos se van volando si la muerte no vacila, el dolor queda flotando sin esperar nunca fila.
No sirve mirar al cielo, ni buscar frase querida, la muerte nunca es consuelo ni en la tierra más querida.
La esperanza de bandera entre gestos de buen día, llegará la primavera con su perfecta armonía.
G X Cantalapiedra.
En sus ojos se notaba que la muerte le seguía, su mente se despertaba de tan penosa agonía.
Eran tiempos delicados para cambiar ciertos rumbos, eran sueños trastocados en los caminos absurdos.
Hospitales de silencios, tanatorios de penumbras, no sirven momentos necios donde las penas deslumbran.
Las noches son los reflejos de las largas agonías, todo nos parece lejos entre sufridas porfías.
Hombres que siguen pensando en sus largas mejorías, que a veces se van quedando en aguantar ciertos días.
En las horas terminales cuando se acortan los días, ves palabras anormales que nunca dan alegrías.
Aquel hombre castellano que temiendo su agonía, a sus hijos como humano les dijo que se moría.
Eran duros los momentos, sin rasgarse vestiduras, aguantando sufrimientos no quiso vivir a oscuras.
Preguntando por su tierra, sin esperar fantasía, aborreciendo la guerra y su falsa hipocresía.
Comentando las desgracias por donde marchó su vida, sin soltar palabras lacias la muerte le comprendía.
El silencio de la noche, no puede salvar la vida, la salud nos pone el broche en la tarde más sentida.
Cuando la muerte te espera con su guadaña tendida, no sirve la primavera para salvarte la vida.
Tu tierra sigue perdida entre grises nubarrones, la mente la ve escondida y no entiende de razones.
Hospitales al completo, con la pandemia reinando, nadie puede poner veto si la muerte va esperando.
Los ecos se van volando si la muerte no vacila, el dolor queda flotando sin esperar nunca fila.
No sirve mirar al cielo, ni buscar frase querida, la muerte nunca es consuelo ni en la tierra más querida.
La esperanza de bandera entre gestos de buen día, llegará la primavera con su perfecta armonía.
G X Cantalapiedra.