EN TIEMPOS DE OTRA PANDEMIA
Hablan del siglo pasado,
mil novecientos dieciocho,
la peste dejó dañado
al niño más fuerte y trocho.
La pandemia machacaba
sin explicar condiciones,
y a la gente la llevaba
entre malas soluciones,
Un pastor lleno de vicios
a la gente comentaba,
debemos borrar suplicios
si el aguardiente nos ama.
Todas mañanas temprano
como cualquier madrugada,
con su vicio tan humano
a el aguardiente le daba.
Los churros con aguardiente
para romper la escalada,
le tiritaban los dientes
y hasta el pecho le estallaba,
El aguardiente por dentro
era dura su escalada,
el pastor tuvo su centro
y la peste le olvidaba.
Se pasaron muchas fechas,
eran duras las andadas,
la pandemia dejó brechas
sobre personas cuidadas,
Aquel pastor castellano
que no dudo de su calma,
se sentía más ufano
cuando le gritaba el alma.
El aguardiente de orujo
le marcó mala jugada,
el morir nunca es un lujo
si tienes vida anhelada.
La cirrosis galopando
iba dejando su marca,
su muerte le fue llegando
mientras la peste se marcha.
Aquel pastor de Castilla
que pisó muchas cañadas,
su muerte no fue sencilla
los delirios le mataban.
G X Cantalapiedra,
Hablan del siglo pasado,
mil novecientos dieciocho,
la peste dejó dañado
al niño más fuerte y trocho.
La pandemia machacaba
sin explicar condiciones,
y a la gente la llevaba
entre malas soluciones,
Un pastor lleno de vicios
a la gente comentaba,
debemos borrar suplicios
si el aguardiente nos ama.
Todas mañanas temprano
como cualquier madrugada,
con su vicio tan humano
a el aguardiente le daba.
Los churros con aguardiente
para romper la escalada,
le tiritaban los dientes
y hasta el pecho le estallaba,
El aguardiente por dentro
era dura su escalada,
el pastor tuvo su centro
y la peste le olvidaba.
Se pasaron muchas fechas,
eran duras las andadas,
la pandemia dejó brechas
sobre personas cuidadas,
Aquel pastor castellano
que no dudo de su calma,
se sentía más ufano
cuando le gritaba el alma.
El aguardiente de orujo
le marcó mala jugada,
el morir nunca es un lujo
si tienes vida anhelada.
La cirrosis galopando
iba dejando su marca,
su muerte le fue llegando
mientras la peste se marcha.
Aquel pastor de Castilla
que pisó muchas cañadas,
su muerte no fue sencilla
los delirios le mataban.
G X Cantalapiedra,