NO TODO SON MALOS VIENTOS
Los caminos del olvido no conocen condiciones, son ese rumbo perdido que te impone conclusiones, Huyendo de tristes pasos vas caminando en la vida, sin querer hallar fracasos sobre la tierra elegida. No todo son malos vientos cuando la tarde termina, a veces te dan alientos y la pena se elimina. El viento viene azotando por la Ribera del Duero, las gentes vienen buscando ese calor verdadero. Las noches tienen leyendas de los fríos aguaceros, y comprendemos las riendas de los suspiros austeros. Las mesetas van dejando que los vientos corran fuerte, hay gente que suplicando hablan de rachas de muerte. Vientos que siguen su marcha sin explicar sus motivos, a veces el viento tacha ciertas fechas de festivo. Esas llanuras inmensas de la estepa castellana, existen las horas tensas en cualquier rara mañana. El campo parece triste y sufre melancolía, muchas veces se resiste a la mala sinfonía. Cuando llega la alborada con sus vientos trashumantes, quieres ver la madrugada que calme malos instantes. En La Castilla Sedienta, sin barcos que tengan vela, el viento no se comenta y pocas veces consuela. Deja que corran los vientos barriendo ciertas laderas, anulara los inventos que veces nos desesperan. El viento se va calmando cuando la tarde se pliega, la noche nos va dejando recordando alguna vega. El viento lleva ciclones que no conocen fronteras, ni respetan las razones de las bellas primaveras. Hay vientos que van marcando los caminos de Castilla, y otros que siguen volando por La Poza La Veguilla. Hay vientos que dejan huellas con dudosas maravillas, más nos dejan las estrellas que admiran en Tordesillas. G X Cantalapiedra.
Los caminos del olvido no conocen condiciones, son ese rumbo perdido que te impone conclusiones, Huyendo de tristes pasos vas caminando en la vida, sin querer hallar fracasos sobre la tierra elegida. No todo son malos vientos cuando la tarde termina, a veces te dan alientos y la pena se elimina. El viento viene azotando por la Ribera del Duero, las gentes vienen buscando ese calor verdadero. Las noches tienen leyendas de los fríos aguaceros, y comprendemos las riendas de los suspiros austeros. Las mesetas van dejando que los vientos corran fuerte, hay gente que suplicando hablan de rachas de muerte. Vientos que siguen su marcha sin explicar sus motivos, a veces el viento tacha ciertas fechas de festivo. Esas llanuras inmensas de la estepa castellana, existen las horas tensas en cualquier rara mañana. El campo parece triste y sufre melancolía, muchas veces se resiste a la mala sinfonía. Cuando llega la alborada con sus vientos trashumantes, quieres ver la madrugada que calme malos instantes. En La Castilla Sedienta, sin barcos que tengan vela, el viento no se comenta y pocas veces consuela. Deja que corran los vientos barriendo ciertas laderas, anulara los inventos que veces nos desesperan. El viento se va calmando cuando la tarde se pliega, la noche nos va dejando recordando alguna vega. El viento lleva ciclones que no conocen fronteras, ni respetan las razones de las bellas primaveras. Hay vientos que van marcando los caminos de Castilla, y otros que siguen volando por La Poza La Veguilla. Hay vientos que dejan huellas con dudosas maravillas, más nos dejan las estrellas que admiran en Tordesillas. G X Cantalapiedra.