LA SECA: EL TRUEQUE, CUANDO NO EXISTIAN LOS BANCOS ...

EL TRUEQUE, CUANDO NO EXISTIAN LOS BANCOS
Eran los tiempos de vivir pendientes de los trueques del ganado,
Eran frutos de labradores que cambiaban cada año.
Fueron grandes temporadas de cambiar todo el apaño,
Las gallinas, los conejos, y los frutos más extraños.
Cambiando cabras por vacas, y vacas por dos marranos.
El trigo por ciertos panes venidos de aquellos granos.
Existieron muchas medias, huertas viñedos y prados.
Los garbanzos se cambiaban, por las albardas y arados.
El vino siempre flotaba en los hogares medianos,
Que se cambiaron por podas y por escavar temprano.
Los melonares a medias, sandias, melones y letuarios.
Todo tenía su trueque, todo pudo ser cambiado.
Los adobes se cambiaban por tejas de los tejados,
Y los herreros marcaban su comida por trabajos.
Hortelanos trabajando hicieron siempre de magos,
Muchas verduras salieron por productos de otros lados.
Nadie reclamo dinero, el dinero bien guardado,
Quizá se guardo en el suelo y en las paredes tapado,
Que le daban el jalbegue para así disimularlo.
Las gallinas ponedoras eran un perfecto halago.
Los huevos fueron el trueque del panadero endiosado.
Las patatas se cambiaban, por tocino bien curado.
Y los jamones enteros a veces fueron truqueados.
Burros cambiados por mulas, las mulas por los caballos.
Todo tuvo así tu trueque, todo resulto cambiado,
Nadie te hablaba de bancos, ni de sus negocios raros,
Las acciones no existían, ni tampoco los embargos,
La iglesia se mantenía, de cereales colectados.
El estado se llevaba sus impuestos sin recato.
Eran tiempos de penumbras, con el dinero guardado.
Los hombres si se acostumbran tienen su mundo marcado.
En las tierras de Castilla, el trueque nunca fue raro.
Dejó tan buena semilla, que se sigue practicando.
G X Cantalapiedra.

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